La OPA verde y «La opá del corral»
Actualizado: GuardarE n la actualidad hay 443 centrales nucleares en funcionamiento y un total de 23 reactores en fase de construcción. En India se están construyendo ocho; en Rusia cuatro; en China, Ucrania y Taiwán, dos en cada uno; en Argentina, Finlandia, Irán, Japón y Rumanía uno en cada uno de ellos. Reino Unido y Estados Unidos ya se han planeado construir a corto plazo otros 73 más. Diez de los 31 países que utilizan energía nuclear para producir electricidad van a ampliar su parque en los próximos cinco años. Francia construirá en Flamanville un reactor EPR de tercera generación. Bélgica, Suecia y Alemania, que se habían planteado el cierre paulatino de sus centrales, se están cuestionando aparcar cualquier decisión que comprometa el funcionamiento de sus reactores. Hasta Italia, que decidió no contar con la energía nuclear hace décadas, ahora está en pleno debate sobre el uso de esta fuente energética como alternativa a su excesiva dependencia externa.
Mientras esto ocurre, unos activistas de Greenpeace entraron ayer en el edificio de la Bolsa de Madrid para anunciar el lanzamiento de una opa verde por el derecho de los consumidores a elegir electricidad limpia. Y otro grupo se encadenó a las columnas del exterior con un gran contador eléctrico que pretende reflejar los kilovatios-hora de los consumidores que se sumen a la opa verde. Como happening no lo mejora Hollywood. Pero como demagogia supera los límites de lo tradicional. Porque la petición más pintoresca fue la de un etiquetado eléctrico que diga el verdadero origen de la electricidad suministrada. Se supone que los que quieran consumir energía de procedencia eólica, solar o de la biomasa se dedicarán inmediatamente a soplar en los molinos aerodinámicos que, por cierto, destrozan el paisaje, lo cubrirán de paneles solares para calentarse in situ o montarán la logística necesaria para recoger el estiércol de todas las granjas del mundo con el fin de producir energía al grito de «Opá, yo viacé un corral».