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La huella de Anthony Quinn sigue viva en el quinto aniversario de su muerte
Actualizado: GuardarAnthony Quinn falleció hace cinco años pero la huella de este mexicano internacional sigue más presente que nunca en el cine, en los museos y entre aquellos a los que inspiró con su trabajo. Su muerte, ocurrida el 3 de junio de 2001 en Boston (EE UU) a los 86 años como consecuencia de un fallo respiratorio, privó a Hollywood de una de sus mayores estrellas y por ello su recuerdo sigue vivo.
Ya sea el candidato al Oscar como mejor secundario por Brokeback Mountain, el estadounidense Jake Gyllenhaal, o el aspirante al de mejor actor por El padrino III, el cubano-estadounidense Andy García, todos siguen mencionando a Quinn como uno de los grandes al que quieren emular con su trabajo.
«Anthony fue un verdadero regalo para nosotros y para millones de personas», asegura en el mismo sentido el hispano Edward James Olmos.
Para el actor Keanu Reeves, Quinn fue «una lección magistral» y para la española Aitana Sánchez Gijón «un pedazo de humanidad, divertido y pícaro». Ambos trabajaron en Un paseo por las nubes (1995) con el actor natural de Chihuahua (México), hijo de padre de origen irlandés y madre azteca.
No hubo nacionalidad que se le resistiera a Quinn: fue beduino en Lawrence de Arabia, trotamundos de La Strada, patriarca italiano en Un paseo por las nubes, cura español en Valentina o esquimal en Los dientes del diablo.
También hubo rusos, indios, asiáticos e hispanos en la carrera de un actor que interpretó más de un centenar de papeles en seis décadas de una filmografía que el británico Alfred Molina define como «el antídoto contra el estereotipo».
Pero sobre todo, sigue siendo recordado por su trabajo como el mexicano Eufemio Zapata, hermano del famoso revolucionario en ¿Viva Zapata! (1952) y como el eterno optimista de Zorba el griego (1964). Además de una larga carrera artística, la pasión de Quinn le llevó a tener una larga lista de hijos. Se casó en tres ocasiones pero tiene trece hijos reconocidos con cinco mujeres diferentes.
También dejó otro tipo de legado en los dos Oscar que recibió, ambos como mejor actor secundario, por ¿Viva Zapata! y El loco del pelo rojo (1956), donde interpretó al pintor Paul Gauguin. Premios que pudo añadir a sus dos candidaturas al Oscar como mejor actor por Wild is the Wind (1957) y por Zorba el griego. / EFE