Como un encantador de serpientes
El ex delegado de Zona Franca aseguró que nunca ha estado desaparecido
Actualizado:No era una aparición, allí estaba él. Con sus andares de hombre seguro, elegante y coqueto, como si nada hubiera pasado. «Rodríguez de Castro para servirle», le faltó decir a los periodistas en tono Gracita Morales. Lo mejor era que se desabrochara la chaqueta para comprobar su autenticidad en el reverso de los tirantes como se hacía con la firma en el culete de las muñecas Cabbage Patch Kids. Pero no había dudas, era él pero con moreno caribeño y con ese aire de encantador de serpientes que luego no tuvo reparos en poner en práctica.
¿Desaparecido? «¿Qué va!. Estoy aquí de forma voluntaria. Para venir a Cádiz no me lo tienen que decir dos veces, vengo encantado a la primera y todos los veranos desde que tenía tres años y recuerdo que cuando me cateaban matemáticas hasta iba a San Felipe Neri a recuperarla», comentó en tono distendido antes de entrar en el juzgado y emplazar a los periodistas para unas declaraciones una vez terminase de personarse en el proceso de instrucción. «Nadie me ha citado, pero yo he pedido a su señoría que quería declarar», dijo muy convencido de sus palabras.
«Lamento que tengáis que estar tanto tiempo aquí fuera -dijo dirigiéndose a los periodistas- quizás desconociendo que los medios llevan cinco años esperando esta foto de primera y que tres horas más valían la pena.
Tanto revuelo de cámaras hizo que más de una maríadejase la pescadilla olvidada en la plaza para intentar ver a la Campanario creyendo que la vorágine informativa era fruto de otro escándalo para El Tomate. Incluso hubo quien confundió a su abogado con Julián Muñoz.
Lo cierto es que hubiera pasado por un actor de telenovela, de los de primera fila, eso sí, porque ni se inmutó ante las preguntas de los medios que le recordaron la deuda que tiene pendiente con el Tribunal de Cuentas que le reclamaba cien millones de las antiguas pesetas cuyos gastos eran de dudosa procedencia. «Está pendiente de sentencia», aclaró muy tranquilo.
Comunicador como el quemás, repitió en varias ocasiones que la Zona Franca es «una institución a la que quier o y por la que he trabajado mucho. Yo me he portado como un niño bueno y he hecho un magnífico trabajo», apostilló.
Después de contestar a todos su abogado explicó que ahora estudiarán el caso para pedir pruebas y testigos, haciendo alusión al respeto a la justicia y «estoy dispuesto a prestar toda la ayuda para que resplandezca la verdad».
Así, sin más, marchó en su coche con chófer para no perder la costumbre.