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debate sobre el estado de la nación

Rajoy denuncia que el Gobierno de Zapatero ha sembrado «la discordia entre españoles»

El líder del PP sólo apoyará el diálogo con la banda si el presidente del Gobierno constata su "decisión irreversible" de dejar las armas

REDACCIÓN/AGENCIAS | MADRID
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El líder del PP, Mariano Rajoy, ha comenzado su intervención "con el deseo de establecer la posición" de su partido respecto a la "voluntad" del presidente del Gobierno de iniciar el diálogo con ETA. Rajoy ha sostenido que sigue pensando que ETA sólo es capaz de articular "exigencias inaceptables" que son "las de siempre", pero ha reiterado que "si están dispuestos a dejar las armas" y se constata su "decisión irreversible" el PP apoyará al Gobierno.

Rajoy se ha referido en varias ocasiones al Pacto por por las Libertades y contra el Terrorismo, suscrito por PP y PSOE, al referirse a que la iniciativa en la lucha contra el terrorismo la lleva el Gobierno, y ha mostrado su confianza en que Zapatero, de iniciar conversaciones con la banda, "trate de conocer sus intenciones" antes de proceder a dar cualquier paso, y constate la "decisión irreversible" de los terroristas de dejar las armas. "Si es con este fin", ha asegurado el presidente popular, "el PP apoyará al Gobierno", pero ha descartado todo respaldo a una negociación "que tenga por objetivo pagar un precio político", por lo que ha asegurado que Batasuna no podrá presentarse a las elecciones ya que, según el Pacto Antiterrorista, no se puede extraer réditos políticos de la violencia terrorista.

El presidente del PP, que asegura haber escuchado "con mucha atención" el discurso de Zapatero de esta mañana, ha declarado no sentirse impresionado por la "satisfacción" del presidente del Gobierno respecto a su gestión, pero ha denunciado que "desde 1977 no ha habido un gobierno menos preparado".

La economía va "bien o muy bien"

Rajoy ha salvado de la crítica algunos aspectos, "especialmente en la Economía", como la creación de empleo, pero achaca a Zapatero que no plantee reformas para afrontar los nuevos retos de la economía española en un momento especialmente crítico. En este sentido, el líder de la oposición reconoce que en algunos aspectos la economía española va "bien o muy bien", pero ha advertido de que el crecimiento "no llega a los españoles" y que con el aumento de la población "como consecuencia de la inmigración toca menos a la hora de repartir". En su respuesta al presidente del Gobierno, Rajoy ha remarcado que el Ejecutivo no ha tomado "medidas destacables" en materia económica porque está "encantado con la herencia recibida", tras diez años de crecimiento "sostenido y estable cuya inercia aún nos dura", antes de añadir que la inflación, el déficit exterior o "la pérdida de competitividad" hacen "difícil la continuidad en el crecimiento".

Enumeró así datos positivos como el aumento del Producto Interior Bruto (PIB), la creación de empleo, el equilibrio en las cuentas públicas o el superávit de la Seguridad Social, aunque indicó que "la moneda tiene dos caras" y que "corresponde al Gobierno lograr que no se frene" el crecimiento. Rajoy ha insistido en que no se ha tomado "ninguna medida destacable" en materia económica, ni siquiera la "insuficiente reforma laboral" recientemente pactada entre los agentes sociales y el Ejecutivo. Rajoy ha advertido que, aunque los datos macroeconómicos son buenos, si se "desciende" a la renta de las familias, se comprueba una "curiosa paradoja": que el crecimiento "no llega" a la ciudadanía, y recordó que el último barómetro del CIS apunta que sólo el 12 por ciento de los españoles creen que la situación es mejor que la de hace un año.

En este sentido ha considerado que aunque la economía crece por encima del tres por ciento, la población, "como consecuencia de la inmigración", lo hace en más de dos puntos. "Toca menos a la hora de repartir y la renta per cápita crece con más parsimonia". A este problema añadió el crecimiento de los precios por encima del de los salarios y el "repunte, aunque todavía leve, de las hipotecas", lo que en su opinión hace más comprensible que los españoles que creen que la situación económica en su hogar "se ha deteriorado en los últimos meses" son "tres veces más que los que opinan que ha mejorado". Para Rajoy, el Gobierno "tendría que explicar", entre otras cuestiones, "por qué no se contienen los precios" o "por qué perdemos competitividad" y algunas empresas "cierran y se trasladan a otros países", además de "por qué hemos perdido atractivo para las inversiones extranjeras".

También ha reclamado una explicación al hecho de que España haya "dejado de acercarse" a los "niveles de bienestar y riqueza de los países más prósperos de Europa al animoso ritmo que seguíamos los pasados años". Rajoy ha recordado a Zapatero que el mismo comisario europeo de Asuntos Económicos, el socialista Joaquín Almunia, augura un futuro "lleno de nubarrones" para España, por lo que ha reclamado al Gobierno que "abandone la pasividad" para evitar que esos nubarrones se conviertan en la "tormenta perfecta".

Críticas a los "parches" en inmigración y delincuencia

Críticas a la política migratoria del Gobierno y a los índices de criminalidad han continuado el discurso beligerante de Rajoy contra el jefe del Ejecutivo, ya que a juicio del jefe de la oposición el Gobierno está "objetivamente desbordado" por la inmigración ilegal, y ha cifrado en 1.300.000 las personas "sin papeles" dentro de territorio español. Rajoy ha acusado al Gobierno de llegar "tarde" a la hora de buscar soluciones a este problema, ante el que se limita a "poner parches" donde "menos falta hacen". Además, el presidente del PP considera la inmigración "el problema que más inquieta en este momento a los españoles", por lo que ha emplazado a Zapatero a viajar a Canarias, y anunciarle que él sí piensa hacerlo próximamente. En su opinión, su política en esta materia es el "mejor ejemplo" de cómo actúa el Gobierno, que "no se acuerda de las goteras hasta que se inunda la casa", "alborota mucho con sus grandiosas disposiciones huecas" pero "sin aplicar "más que parches", "se echa la siesta" abandonando el problema y finalmente "deja todo mucho peor de lo que estaba".

El líder del PP ha achacado además al Gobierno que haya dejado crecer "insensatamente" el problema de la inseguridad ciudadana, y le ha exigido que "no arraiguen" en España los secuestros express, las bandas callejeras y los asaltos a domicilio. Rajoy reprocha al presidente que no haya tomado "ni una sola medida eficaz" para atajar esta situación creada, al surgir un tipo de delincuencia "importada, organizada y salvaje" que no se conocía en España, según dijo. Este problema "tenía que ser la preocupación prioritaria del señor Rodríguez Zapatero y del señor Rubalcaba (Alfredo Pérez)", pero, añadió, "me temo que tienen la cabeza en otras cosas". Rajoy ha añadido que mientras por el aeropuerto de Barajas entran las mafias de la droga y por los Pirineos los delincuentes más agresivos, sin dificultad alguna, Rubalcaba "otea las playas africanas". Por ello, el líder de la oposición ha reclamado a Zapatero "algo más que buenas palabras" y le urgió a presentar un programa "convincente" que haga frente a esta nueva delincuencia "que se ha colado de rondón entre nosotros sin que nada ni nadie se lo impida".

El Gobierno ha logrado "sacar a España del mapa"

El líder popular ha utilizado el sarcasmo para pasar revista a la gestión del presidente del Gobierno en materia de Exteriores, mediante la cual, a juicio de Rajoy, Zapatero ha logrado "sacar a España del mapa" con una política exterior errabunda, alicaída y protagonizada por "frivolidades". Para Rajoy, el jefe del Ejecutivo ha "irritado" a los tradicionales aliados políticos y socios económicos de España, Europa y Estados Unidos, y las relaciones en la actualidad "no ofrecen señales de mejora efectiva". "A unos les irritamos con frivolidades revolucionarias e indigenistas en Hispanoamérica; a otras con nuestra arbitrariedades con la OPA de E.ON y los procesos de regularización masiva de inmigrantes", ha subrayado el líder del PP.

Además, Rajoy ha querido recordar cómo el presidente del Gobierno "apostó por Schröder, y ya no está; apostó por Chirac, y nos ha costado miles de millones en la negociación de los fondos europeos; apostó por Morales y ha nacionalizado nuestras empresas". "¡Menos mal que conservamos el buen talante y al señor Moratinos!", ironizó, antes de definir la doctrina diplomática del Gobierno Zapatero, un "multilateralismo ecumenista, el populismo revolucionario", y la Alianza de Civilizaciones como "amenidades" que "retratan a un Gobierno que se considera absolutamente prescindible" en el plano internacional. Así, España es ya "tan prescindible que, a poco se esfuerce, nadie contará con nosotros".

Rajoy ha concluido este apartado asegurando que, aunque lo ha intentado con su mejor voluntad, no consigue descubrir rasgos positivos en una diplomacia "cabizbaja y errabunda", por lo que lamenta que, en su opinión, y por primera vez desde la democracia, la política exterior no cuenta con el respeto que merece una tarea de Estado por parte del actual Ejecutivo.

Zapatero ha "desfigurado" España, según el presidente del PP

Rajoy se ha mostrado duro fundamentalmente en lo que ha considerado como "el verdadero estado de la Nación" después de dos años de gobierno socialista, en los que el presidente del Ejecutivo, a juicio del presidente del PP, ha "desfigurado" la imagen de España. Para Rajoy, ésta es la "principal responsabilidad" del presidente del Gobierno en el ecuador de legislatura, además de la que ha calificado como "segunda conquista" del Gobierno Zapatero: "haber sembrado la discordia entre los españoles".

El presidente del PP entiende que el jefe del Ejecutivo ha acometido una serie de iniciativas que desconoce si son debidas a "nostalgia de la Segunda República", pero que a su juicio sólo han desenterrado problemas que antes no existían. Rajoy ha denunciado que Zapatero "pretende expulsar de la vida política a la mitad de las personas" y que, como consecuencia, ha propiciado que "España, que estaba unida, se muestre más dividida que nunca". "Ahora nos han inventado españoles de dos clases: los buenos y los malos. Y no se refieren a los de ETA. Es otro tipo de buenos y malos. Ahora hay catalanes y anticatalanes, andaluces y antiandaluces, vascos y antivascos". Para el líder del PP, Rodríguez Zapatero es el responsable de esta "división sectaria entre propios y ajenos, los que me aplauden y los que me estorban, los indispensables y los prescindibles".

A continuación, Rajoy ha enumerado ejemplos de dicho "sectarismo" como la firma del Pacto del Tinell "contra el Partido Popular"; el lema del PSC en la campaña del referéndum en Cataluña por el nuevo Estatut, que hubo de ser retirado, y el nuevo presentado esta mañana; la unión en el ejercicio parlamentario con ERC; o "la posibilidad de llegar a gobernar en el futuro con el señor Otegi", portavoz de la ilegalizada Batasuna, en Euskadi. Además, en su opinión, el presidente del Gobierno "está desguazando la Constitución disimuladamente". "Lleva dos años intentando desbordar el dique de la Constitución y desfigurar eso de lo que ahora estamos hablando: la Nación", apostilló. Prueba de ello es, para Rajoy, el nuevo Estatuto de Cataluña, que Zapatero consideraba "indispensable" a pesar de que los catalanes no lo estimaban "prioritario". Por ello, el líder del PP ha asegurado que el jefe del Gobierno tuvo ante sí "la primera oportunidad para desbordar la Constitución y cambiar el modelo de Estado" y, por esta razón, le acusó de no "haber parado hasta imponer a los catalanes el Estatuto que le resultaba más conveniente para sus fines particulares".

Todos estos intentos de cambiar el modelo de Estado y desbordar la Constitución, según dijo Rajoy, no se pueden llevar a cabo al margen de los españoles. En palabras del líder de la oposición: "Mientras los españoles no decidan cambiar las cosas, y todavía no han decidido cambiarlas, lo que cuenta es que España no es una Nación de naciones, ni de realidades nacionales, ni de culturas, ni de territorios. España es una Nación de ciudadanos". Rajoy ha acusado a Zapatero de "resucitar tensiones que no existían" antes de su llegada al Gobierno y, tras manifestar que "la democracia española de 1978 se asentaba en un gran consenso fundacional", ha concluido criticando a Zapatero por determinar por sí mismo, "por razones nunca explicadas", que "las cosas no se hicieron bien" en aquel entonces y que, por tanto, "es preciso corregirlo todo".