EXPECTACIÓN. El médico de Rocío Jurado, Alejandro Domingo, rodeado de periodistas, abandona la residencia de la cantante, ayer, en Madrid. / EFE
Cultura

Rocío Jurado permanece grave, sedada e inconsciente tras la insuficiencia hepática

Su hermano, Amador Mohedano, reconoce que «la situación es complicada» y pide calma en «estas horas tan difíciles» para la familia

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La vida de Rocío Jurado pende de un hilo. Varios familiares y el mé-dico personal de la artista gaditana admiten ya que la más grande atraviesa por los momentos más difíciles desde su regreso de Houston (EE UU) el pasado 24 de marzo. Son horas críticas, provocadas por el desgaste que le ha causado el cáncer de páncreas que padece hace dos años. En la noche del sábado, la chipionera sufrió una nueva in-suficiencia hepática asociada a la su enfermedad que ya le ha causado una «acentuación de pérdida de conciencia». Desde entonces, la cantante permanece sedada en su domicilio madrileño de La Moraleja, donde permanece rodeada de familiares y amigos íntimos en un clima de tristeza y creciente pesimismo sobre su evolución.

El médico personal de Rocío Jurado, Alejandro Domingo, no du-dó ayer en calificar de «grave y preocupante, aunque estable» la situación de su paciente. El doctor, que regresó a la residencia de la cantante sobre las 11.00 de la mañana tras haberla abandonado tres horas antes, puntualizó que se encontraba «estabilizada, dentro de las complicaciones». «En las últimas horas [por la madrugada del sábado al domingo] no me han llamado, lo que prueba que la situación es la misma», afirmó a los medios. En un intento de dar un halo de esperanza, añadió: «Rocío tiene un corazón muy grande, muy fuerte. Es un árbol difícil de derribar».

Una vez confirmado el empeoramiento de la salud de la artista de Chipiona, los familiares no han dejado de llegar a la casa de La Moraleja vestidos con ropa oscura y con semblantes muy afectados. El primero en hacerlo fue su hermano y representante artístico Amador Mohedano, que permaneció toda la noche del sábado en la casa y que, al salir, comentó a los medios desde su automóvil la preocupación evidente de la familia «en estas horas tan complicadas». «Pido un poco de cautela. Estamos preocupados y esperando a ver qué pasa. Todavía tenemos esperanzas aunque la cosa está complicada. Necesitamos un tiempo de respiro porque estoy algo agobiado», dijo.

Poco después se desplazó hasta La Moraleja Rosario Mohedano, sobrina de la artista, que también con ropa oscura y semblante muy serio, no quiso hacer declaraciones. Asimismo se presentó en la finca una hermana de José Ortega Cano, que reconoció que su cuñada estaba «mal, muy mal».

Primeros rumores

Los numerosos admiradores de la tonadillera viven con angustia la evolución de su estado de salud desde el viernes, cuando comenzaron a dispararse los rumores sobre un posible empeoramiento, desmentidos en un primer momento por sus familiares. Rocío Jurado «ha sufrido un infarto cerebral», dijo el pasado viernes a la prensa la ministra de Cultura, Carmen Calvo, tras la inauguración de la Feria del Libro de Madrid, pero poco después Amador Mohedano lo negó y Calvo se desdijo. Sin embargo, horas después era el hígado, y no el cerebro, el órgano finalmente afectado.

En realidad, las complicaciones en la delicada salud de la cantante gaditana no han cesado desde que sufrió una fuerte reacción alérgica a un medicamento, administrado en Estados Unidos, por lo que fue ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Montepríncipe, en Madrid. Aunque superó inicialmente esa crisis, el desgaste orgánico provocado por la lucha contra el cáncer ha provocado ahora nuevas complicaciones. La cantante recibió el alta por última vez el 29 de abril y, desde entonces, recibe tratamiento en su domicilio en la urbanización de La Moraleja.