Las últimas señales

Nueva, limpia, con marcas horizontales brillantes, verticales relucientes... y señales de última hora. El tramo I de la A-382 está en servicio desde ayer por la tarde, pero fue escasamente 24 horas antes, y por aclamación popular, cuando culminó su construcción con la colocación a marchas forzadas de los carteles que indican el desvío hacia la barriada rural Torremelgarejo.

A las siete y media de la tarde del pasado jueves, los vecinos de la población, con su delegada de Alcaldía, Inés Sánchez, a la cabeza, se reunían en asamblea con la secretaria general de la Delegación Provincial de Obras Públicas y Transportes, Encarnación Velázquez, y el delegado de Desarrollo Agroindustrial y Rural, Miguel Cabeza, en el centro de servicios sociales de la barriada.

Después de múltiples quejas, verbales, por escrito y a través de los medios de comunicación, los vecinos consiguieron que un día antes de la inauguración oficial los responsables de la Junta de Andalucía atendieran sus demandas. De otra manera, la delegada de Alcaldía aseguró que el colectivo estaba dispuesto a todo.

Pero no llegó la sangre al río. Los representantes autonómicos y locales se comprometieron, en primer lugar, a que el acceso a Torremelgarejo estuviera convenientemente señalizado en la autovía. Para los vecinos, una población que aglutina a unas 2.000 personas (sumando las viviendas diseminadas y el núcleo de La Inmaculada) tiene suficiente entidad para contar con una correcta indicación.

Esta exigencia tuvo fácil solución, y a última hora del jueves estaban colocados los carteles en la autovía. Más complicada es la segunda demanda: la adecuación de un sendero para peatones en el paso habilitado entre Torremelgarejo y La Inmaculada, que sólo permite ahora el tránsito de vehículos y animales, además de una conducción para la recogida de aguas.

Desde la Delegación se garantizó a los vecinos que a principios de la próxima semana comenzarán los trabajos para la construcción de una acera en este paso, que permita el tránsito sin peligro del buen número de peatones que se desplaza entre ambos núcleos poblacionales para ir al trabajo, al médico o, simplemente, a dar un paseo.