Explosión de adrenalina

En la variedad está el gusto. La Feria de la Manzanilla lo sabe y por ello cada año amplía su oferta lúdica no sólo en cuanto a actividades musicales se refiere, sino en la inclusión nuevas atracciones en esa explanada ubicada junto al Teatro Municipal que resulta imposible no visitar.

Y es que es difícil no sucumbir a la tentación de subir a una veloz montaña rusa o de experimentar una explosión de adrenalina en un particular hotel de caída libre.

Los populares cacharritos son, cada año, una de las zonas más transitadas de la Feria.

Por un precio que oscila entorno a 3 euros, pequeños y mayores pueden disfrutar de su atracción favorita. Una cifra algo elevada que provoca numerosas quejas entre usuarios. «Tengo dos hijos y tan sólo con montarlos en dos cacharros se me van dos mil pesetas» comenta Lucía, una señora sanluqueña algo indignada.

«Estos precios son un problema para los chavales de mi edad» añade Jorge, un joven de 17 años.

Los más demandados

Pese a las críticas, la zona de las atracciones continúa registrando una alta presencia de visitantes. A pesar de que la variedad de cacharritos es cada vez mayor hay algunos clásicos que siempre registran un gran número de adeptos. «Los autos choque suelen ser las estrellas de las Ferias, los niños pequeños son amantes del canguro y los ponys mientras los mayores prefieren las cosas que les pongan boca abajo» explica Luis, un feriante sanluqueño.

En esta edición de la Feria de la Manzanilla, un gran brazo móvil llamado Proyect1 está siendo la sensación entre los jóvenes. «Subir en cacharros de gran velocidad o que giran sin parar te provoca una sensación estupenda» explica Iván, un joven de 19 años.

Alejada de sevillanas, caballos y copas de manzanilla, existe una zona en la Feria de Sanlúcar que también es un auténtico reducto de diversión.