Jerez

Escalón tras escalón

Mari Carmen Gutiérrez carga «al peso» a su hermana enferma cada vez que ésta tiene que salir a la calle

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Mari Carmen Gutiérrez López lleva 24 años luchando en la misma trinchera. Su hermana Mari Ángeles está postrada en una silla de ruedas, su hija padece espina bífida y su madre tienes problemas de corazón. Veintiún escalones las separan de la calle.

Lo que no es más que un trámite cotidiano para la mayoría de sus vecinos, se ha convertido para Mari Carmen en un símbolo de superación: veintiún pasos con su hermana al peso. «Tengo la espalda destrozada», relata. «Procuro que baje a la calle por lo menos un par de veces al día, pero voy envejeciendo, y cada vez tengo menos fuerzas, así que, entre unas cosas y otras, hay veces que ha estado semanas sin moverse de casa». Hace años, a través de la asociación de familiares de enfermos con espina bífida, solicitó una ayuda a la Junta de Andalucía. Por poner en uso «una especie de montacargas», le pedían tres millones de pesetas, una cantidad inasumible para una familia de ingresos medios, que tiene que hacer frente a innumerables gastos médicos.

En 2003 se sumó con entusiasmo a la petición de sus vecinos, para que la administración correspondiente le instalase un ascensor. «Todo se vuelve papeleo. Primero nos pidieron una documentación, después más y más papeles, cada vez más detallados y complicados, pero no hemos recibido ninguna respuesta». «Da la impresión de que quieren que nos aburramos», sentencia.

Mari Ángeles, la enferma, crece, pesa más, pero la salud de su hermana continúa mermando. «La mayor parte de los días los pasa ahí, mirando por la ventana, y gritando el nombre de los vecinos». La familia, al igual que otras tantas de este edificio, de este barrio y de otras tantas zonas afectadas por las infraestructuras deficientes, ha perdido «casi totalmente» la esperanza en las administraciones, y se pregunta qué ocurriría si «fuesen los políticos responsables los que viven esta situación, lo que tienen que aguantar este padecimiento todos los días».

Desgraciadamente, el suyo no es un caso excepcional. En su mismo bloque, en el cuarto piso, «hay personas mayores, que apenas pueden ya con las bolsas de la compra». Mari Carmen lo tiene claro: «Necesitamos una respuesta urgente, acorde con nuestra situación, porque creo que no estamos pidiendo ningún regalo, estamos pidiendo algo básico, por lo que hemos luchado mucho, y la verdad es que ya no sabemos de qué manera pedir las cosas para que nos tengan en cuenta».