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CONVERSACIÓN. Raúl y Aragonés dialogan en el campo. / AFP
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Aragonés se obsesiona con los penaltis y les dedica el entrenamiento matinal

También da importancia a la terapia, además de a los lanzamientos de falta La última probatura del técnico coloca a Marco Senna como titular ante Rusia

I. TYLCO/COLPISA. MADRID
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Los penaltis, traumáticos en el devenir de la selección española a lo largo de los Mundiales, no pueden ser obstáculo en Alemania. Así al menos lo piensa Luis Aragonés, quien dedicó parte del cuarto ensayo a insistir en los lanzamientos desde los 11 metros. Y el examen resultó difícil para los tiradores, toda vez que Casillas, Cañizares y Reina son consumados especialistas en detener penas máximas.

Cuando de esta suerte se trata, las miradas apuntan hacia el bético Joaquín, quien jamás podrá olvidar el lanzamiento fallido en los cuartos de final del Mundial de Japón y Corea, que supuso la eliminación ante uno de los anfitriones. «Cada vez que tiro un penalti me acuerdo de ese error y, si no, siempre hay algún compañero que me lo recuerda», bromeó el portuense. De todos modos, Joaquín asegura no tener trauma alguno y estar dispuesto a probar fortuna de nuevo si es necesario. «Aquello ha quedado como una anécdota en mi vida y nada más. Si me lo piden, no tengo problema en tirar penaltis», añadió.

Barreras próximas

Luis también dedicó la mañana al ensayo de golpes francos, con la particularidad de que colocó las barreras a menos distancia de lo que marca el reglamento, para poner todavía en más dificultades a los teóricos especialistas como Xavi, Raúl, Antonio López y Villa. Asume el de Hortaleza que casi ningún trencilla mide de forma estricta los 9,15 y, por eso, colocó las barreras a unos siete metros.

Además de incidir en los aspectos estratégicos, el técnico español hizo terapia de grupo, esta vez sin psicólogo. Reunió a sus hombres en un campo anexo al principal y les arengó para, una vez más, hacerles ver que pueden competir contra los mejores y al menos superar la fatídica barrera de cuartos.

Durante la sesión matinal, el seleccionador se dirigió en algún momento a la grada para pedir a los ruidosos aficionados que evitaran algunas proclamas que pudieran molestar o distraer a los jugadores. No le gusta trabajar con tanto jaleo de fondo y, mucho menos, que desde la grada se recuerden a los ausentes como Morientes. Por ello, cambió de forma repentina de planes y, para desgracia de la chavalería, ordenó que la sesión vespertina se desarrollase a puerta cerrada para la afición, no para la prensa. Ello provocó que 20 jugadores se manifestasen en el acceso principal al grito de «Queremos pasar, no nos moverán!».

Sin los pesos pesados

En el partidillo de por la tarde, de aproximadamente dos tiempos de 30 minutos de duración, Luis dejó todavía más claro el once que opondrá a los rusos en Albacete.

Si no hay cambios, Raúl, Xavi y Albelda, tres pesos pesados, partirán como suplentes. Con peto de color naranja actuaron Iker Casillas, quien se alternó con Cañizares y Reina; Ramos, Pablo, Puyol, Del Horno; Xabi Alonso, en el medio, con Marcos Senna, la gran novedad, en la derecha, y Cesc escorado a la izquierda, donde apenas participó; y Luis García, Torres y Villa arriba. En la segunda mitad, cambió a Alonso por Albelda y los teóricos suplentes ganaron la partida a los supuestos titulares.

Xavi, Alonso e Iniesta, tocaron mucho más y mejor que Albelda, Senna y Cesc. Al final, empate a uno, con goles de Reyes, a pase de Raúl, y de Villa, tras servicio de Torres. A instancias de los asistentes, Ufarte y Paredes, se anularon por fuera de juego goles al bético Joaquín y de nuevo al pichichi español Villa.