DIAGNÓSTICO. Una mujer se realiza pruebas para detectar la osteoporosis.
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Osteoporosis, la 'plaga silenciosa'

Las terapias actuales reducen un 60% el riesgo de fracturas (25.000 al año en España), pero la mitad de los pacientes la deja al cabo de un año

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La osteoporosis es una auténtica plaga silenciosa que afecta a un tercio de mujeres posmenopáusicas y que cuesta más días de hospitalización a las mayores de 45 años que otros problemas de salud tan serios como la diabetes, el ataque cardíaco o el cáncer de mama. Esa enfermedad, caracterizada por una densidad reducida de los huesos que facilita su fractura, se puede diagnosticar con un prueba sencilla y dispone de tratamientos eficaces que reducen hasta un 60% tal peligro, pero arrastra un pesado lastre: la mitad de las pacientes deja la terapia al cabo de un año, lo que relanza el riesgo de rotura de vértebras, cadera y muñeca.

Para alertar contra esta inquietante realidad (España registra 25.000 fracturas al año, y en toda Europa sumaron ya 3,79 millones en 2000), la Fundación Internacional de la Osteoporosis (FIO) ha lanzado desde Viena una campaña contra el incumplimiento terapéutico. Para esa organización no gubernamental, que integra a 172 asociaciones de 85 países y regiones, el mensaje clave es que «las fracturas se pueden prevenir, pero sólo si se cumple el tratamiento». Como recalcó en la capital austríaca el epidemiólogo belga Jean-Yves Reginster, «el mejor medicamento no funciona si la paciente no lo toma». Y en el caso de la osteoporosis, tampoco lo hace «si no toma la medicación durante el tiempo suficiente».

A juicio de los especialistas, ese «tiempo suficiente» no baja de dos años. Pero la realidad se queda peligrosamente corta: a los seis meses, más de la quinta parte ha dejado el tratamiento; después de un año, el abandono llega a la mitad; y al cabo de dos años, apenas lo cumple uno de cada cuatro.

Falta de conciencia

Esta circunstancia llevó a Reginster a denunciar la «falta de conciencia» sobre la gravedad del problema, que tiene que ver con la tardía definición de la enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (1995) y, sobre todo, con la escasa inversión de los Gobiernos en prevención y tratamientos.

De cara a las personas con osteoporosis (también se verá afectado uno de cada cinco hombres mayores de 50 años), el gran consejo científico a favor del cumplimiento terapéutico es positivo: «El beneficio del tratamiento es tan silencioso como la enfermedad». Lo mismo que la densidad y calidad del hueso van retrocediendo sin avisar hasta que la patología da la cara con la primera fractura, en el plano preventivo sucede lo mismo: sin hacerse notar, los fármacos detienen o hacen más lento aquel progreso degenerativo, hasta reducir un 65% las roturas de vértebras y un 53% las no vertebrales. También ayudan algunos cambios en el estilo de vida, como el ejercicio físico adecuado, los suplementos de calcio y vitamina D, una dieta con proteínas, no fumar, beber con moderación y evitar la delgadez excesiva.