Falto de puntería
Ningún gol en el Mundial de 2002 y tres 0-0 en Saint-Denis en la clasificación corroboran la misteriosa ineficacia de una Francia con Zidane, Henry y Trezeguet
Actualizado:Aestas alturas pasó al olvido que Francia, campeona del mundo en 1998 y séptima selección en el ránking FIFA no fue capaz de ver puerta en Mundial de 2002. Pero el problema se ha vuelto endémico. El gallo ha dejado de poner huevos. De los cuatro partidos como local en la fase de clasificación para la cita alemana, en tres no marcó y no porque la entidad de los rivales -Israel, Irlanda y Suiza- impusiera excesivo respeto. Únicamente la modesta selección de las Islas Feroe, se vio superada en Saint-Dennis (3-0).
Francia se presentará en Alemania en entredicho. Ya es sintomático que Zidane haya anunciado su retirada y vaya a jugar los últimos partidos de su carrera allí. El líder en el título de 1998 entrega galones a Henry. No es una transmisión dudosa, pero los resultados no terminan de ser suficientemente concluyentes. Incluso, la última cita amistosa, contra Eslovaquia (1 de marzo), saldada con derrota (1-2) en París, la primera desde julio de 2004, tras 18 partidos, agudiza los temores, pese a que el entorno mediático no es excesivamente crítico con los bleus. Entienden que en la fase final puede verse otra película.
En torno a Zidane
Todo apunta a que el sistema táctico se dispondrá para el lucimiento de Zidane, que desde su regreso a la selección francesa actúa como le gusta, con dos medios centro trabajadores por detrás (Makelele y Vieira) y dos puntas por delante: Henry y Trezeguet. Una pequeña variante es que se sacrifique el último en beneficio de Wiltord, más polivalente y que permitiría un dibujo más coherente al cubrir la banda derecha del ataque.
La otra posibilidad es que Francia alinee tres medios centro, fórmula que emplean ya numerosas selecciones y que el Mundial terminará de consolidar. Zidane es el primero en reconocer que su fondo físico no es el hace unos años y una de las bazas de sus rivales será presionar al diez galo para no dejarle margen de maniobra. Entonces Dhorasoo, de origen iraní, asumiría las funciones más creativas en la línea medular.
En la zaga parece seguro el cuarteto Sagnol-Thuram-Boumsong-Gallas, aunque Domenech ha probado en las últimas citas con Abidal, del Olympique de Lyon, como lateral izquierdo.
Como a casi todos sus colegas, al seleccionador se le cuestiona por varios temas de debate. Uno es el de la portería. Barthez llevó a Francia a ser campeona del mundo (1998) y de Europa (2000), pero la afición ha intuido su cuesta abajo y su respuesta imprevisible, por lo que desea que sea Coupet, más sobrio y seguro, el que juegue en su lugar. También reclamaban la convocatoria de Ribéry y Anelka. El primero, reconocido de forma unánime como el jugador revelación de la temporada en la Ligue 1 francesa, sí estará en Alemania; Anelka no. Enrolado en el equipo más popular del país, el Olympique de Marsella, es el clásico futbolista con regate y habilidad. Puede actuar escorado a cualquiera de las dos bandas o como medio punta.
Anelka también aprietó desde Turquía (Fenerbahce), sonbre todo cuando se acercaban las fechas decisivas. En cualquier caso, más o menos lo tenía claro. Lo suyo es un desencuentro permanente con todos los equipos en los que actúa por su carácter díscolo. «No me hago ilusiones. Creo que no volveré a vestir la camiseta bleu», afirmó. Y así fue. Realmente lo tenía difícil. El último peligro de incendio ya se salvó. Henry llega a la concentración con su futuro decidido.