La encrucijada del PP
Actualizado:El diálogo del Gobierno con ETA no se incluye en la agenda del debate parlamentario sobre el estado de la nación, que se celebrará los próximos días 30 y 31, y ello por dos razones: cediendo a la insistencia del PP, todos los partidos habían acordado que el asunto de sentarse a hablar con la banda terrorista ocupase un pleno monográfico y, además, la salud del país es una cuestión del presente, mientras que el llamado proceso de paz podría alargarse varios años.
Y para no perder tiempo, y porque el entorno político de ETA estaba dando muestras de impaciencia, Zapatero anuncia que el diálogo con la banda empezará el mes que viene, con el Gobierno autorizado y apoyado por todo el arco parlamentario, siempre que el PP rectificase a última hora las declaraciones que realizó ayer su secretario general, Angel Acebes, tras la reunión de la ejecutiva popular.
Considera La Moncloa suficientemente verificado el cumplimiento por ETA de su alto el fuego, ya que las fuerzas policiales no habrían detectado en los dos meses de tregua movilidad de comandos ni actuaciones sospechosas en el entramado terrorista. Queda sin verificar lo que esconde la mente de los jefes etarras, por lo que no se sabe con certeza si la cúpula de la banda se ha expresado en la reciente entrevista de dos encapuchados al diario Gara o si lo que desea transmitir al Gobierno lo canaliza por lo que desde hace medio año podría considerarse conductos habituales. Zapatero daría más importancia a las comunicaciones etarras reservadas que a las declaraciones públicas.
No preocuparían tanto en La Moncloa las consecuencias de la oposición del PP al diálogo con ETA en la apertura y desarrollo del proceso como las consecuencias de esa oposición en el mismo PP. Porque ahora no se trata de otro episodio de aislamiento popular, tan frecuentes en las votaciones parlamentarias, sino de apoyar o desaprobar una iniciativa encaminada a conseguir el fin de la violencia etarra, tras varios intentos anteriores, todos ellos frustrados, incluido el último, en mayo del 99, tiempos de Aznar. Zapatero siempre ha dicho que Rajoy es su interlocutor en el PP, sugiriendo que es el único entre los dirigentes de ese partido, pero ayer fue Acebes quien criticó, y duramente, el anuncio del presidente del Gobierno en Baracaldo. El dirigente popular considera que el alto el fuego no es ni «inequívoco» ni «irreversible», por lo que en esta circunstancia no es admisible el diálogo, y tan inadmisible parece ser para Acebes, que Zapatero no podrá negociar con ETA en nombre del PP. Ni en nombre del PP, ni en nombre de las instituciones que dirige el PP, ni en nombre de la sociedad que el PP representa.
Será puramente casual la coincidencia, pero el rechazo popular al diálogo con ETA se ha visto apoyado por la AVT (Asociación de Víctimas del Terrorismo), cuyo reelegido presidente sin oposición, señor Alcaraz, anunció ayer una nueva manifestación de protesta en junio, a la que es de esperar no acuda, como a la primera, el ex ministro Bono. Pero esta identidad de criterios entre el PP y la AVT inspiró ayer a José Blanco, número dos del PSOE, una malicia, la de decir que va a consultar al PP para ver cómo consiguió el Gobierno de ese partido, cuando habló con ETA en 1999, que la AVT no se manifestara.
Pero no todo fue malicia en Blanco, pues desde una responsabilidad compartida por el resto de los partidos expresó la esperanza de que, en este asunto, tenga el PP un comportamiento responsable. «Confiamos plenamente en ello», apostilló. Confiemos todos, porque la encrucijada en que se mueve el PP, sobre el proceso de paz, parece una trampa en la que, tras caer en ella, resultaría muy difícil salir.