Isabel Mendoza en una de sus clases. / R. E.
ISABEL MENDOZA EXPERTA EN ENCAJE DE BOLILLOS

«No hay dinero para pagar un buen encaje de bolillos»

Isabel es muy apreciada en La Isla por enseñar los secretos de esta casi extinguida forma de tejer a otras mujeres de la ciudad

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-Maestra en el encaje de bollillos, suena a algo de épocas pasadas.

-La verdad es que son cosas que se han ido perdiendo con el tiempo y es una pena porque es algo precioso que da muchas satisfacciones.

-Ya hay poca gente que sepa siquiera coserse un botón, ¿por qué cree que las labores manuales se están perdiendo?

-Son habilidades que requieren mucho tiempo, primero de aprendizaje y, luego, de perfeccionamiento. Para dominar la técnica del encaje de bolillos hacen falta varios años de prácticas y para hacer un mantel sencillito varios meses.

-Sin embargo, usted tiene varias alumnas muy aplicadas.

-En las clases que doy en la asociación de La Pastora tengo unas 14 mujeres y en la asociación de Amas de Casa del Dulce Nombre tengo otras siete. El encaje de bolillos es algo muy distraído y es como un vicio que una vez que empiezas no puedes parar. Mis compañeras y yo estamos muy satisfechas con el trabajo que hacemos porque hemos ganado hasta premios.

-¿Qué clase de premios?

-Pues cada año vamos a varias concentraciones y en todos los sitios adonde vamos admiran lo que hacemos. El año pasado, sin ir más lejos, ganamos el primer premio en la concentración de Marbella.

-¿Se podría ganar dinero con el encaje de bolillos?

-No, porque lo que se hace es tan valioso que no hay dinero para pagarlo. En Galicia, donde están las mejores en encaje de bolillos, están haciendo hasta trajes de novia. Pero una sola persona que ya domine la técnica tardaría dos años para hacer un sólo traje, ¿quién puede pagar eso? Casi todo lo que hacemos son para regalos. Este fin de semana, le regalé a la novia de una boda una liga y fue de los regalos más comentados.

-Entonces, ¿en San Fernando hay nivel?

-Bastante. Pero podría haber más si hubiera más asociaciones para mujeres dedicadas a este tipo de labores y menos centradas en juegos inútiles como el bingo.