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La actriz australiana Cate Blanchett, junto al director mexicano Alejandro González Iñárritu. AP
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El mexicano González Iñárritu entusiasma en Cannes con su última película 'Babel'

Filmada en cinco lenguas diferentes y en tres continentes, emerge como gran competidora de 'Volver' para la Palma de Oro

COLPISA | CANNES
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Cannes, que hoy ha celebrado el Día de Europa, ha visto por fin esa gran obra esperada en todo festival. Babel, tercera película del mexicano Alejandro González Iñárritu tras Amores perros y 21 gramos, se desarrolla en tres continentes, emplea cinco lenguas diferentes y narra tres historias simultáneas entrelazadas por las relaciones entre personajes. Tan complejo diseño ha entusiasmado a crítica y público, que la ha acogido con un enorme y prolongado aplauso.

Babel es ya favorita a la Palma de Oro en disputa con Volver, de Pedro Almodóvar. La película se desarrolla en tres escenarios diferentes de tres continentes distantes, América, África y Asia. El primero, repartido entre San Diego y un pueblo mexicano próximo a la frontera con EEUU, presenta a una emigrante ilegal mexicana que cuida de los hijos de una pareja estadounidense. Como los padres se retrasan y la mexicana debe acudir a México la boda de su hijo, se lleva a los chicos con ella. No sufre ningún problema para salir de los Estados Unidos, pero vivirá un drama al tratar de regresar.

La segunda historia se desarrolla en Marruecos, donde dos hermanos adolescentes prueban el rifle de precisión que acaba de comprar su padre, pastor de cabras, en un lugar aislado. Disparan sobre un autobús turístico e hieren a una estadounidense que viaja con su marido, lo que atare la atención mundial, que lo considera un ataque terrorista. La tercera historia se desarrolla en Tokio y gira en torno a una adolescente sordomuda que busca comunicación y cariño a su alrededor.

El mundo de hoy

Con guión de Guillermo Arriaga -guionista habitual de González Iñárritu-, la película está protagonizada por actores mexicanos (como Gael García Bernal), estadounidenses (como Brad Pitt, que excusó mediante e-mail su presencia en Cannes ya que está a punto de ser padre), británicos (como Cate Blanchett), japoneses y marroquíes. Cinta muy equilibrada, mantiene una tensión constante que hace reflexionar sobre el mundo de hoy.

"He querido mostrar cómo entre los humanos el concepto de felicidad puede ser diferente, pero lo que nos entristece es exactamente lo mismo; independientemente de la lengua, cultura, religión o clase social, la imposibilidad de amar o de sentir amor es algo ante lo que cualquiera puede enloquecer", explica González Iñárritu.

El director mexicano reconoce que todos sus personajes tienen gran necesidad de relacionarse con sus prójimos, pero son incapaces de comunicarse con ellos. "No hay ni malos ni buenos, quiero que lo que ocurre en el mundo se descubra sin arquetipos ni ideas preconcebidas", aclara.

González Iñárritu, que pone énfasis en los problemas de relación entre padres e hijos, ha dedicado la película a sus dos hijos. Ninguno de los miembros del equipo dijo haber visto la película de Almodóvar, y ninguno reconoció sentirse en competición directa con el director manchego: "Esto no es una olimpiada, no hay carreras, yo estoy muy contento de que 'Volver' también esté en la selección de Cannes", dijo Gael García Bernal.

Lo peor del ser humano

Como complemento, en la competición se pudo ver 'Flandres', del francés Bruno Dumont, una película interesante pero que se empequeñece al lado de la cinta de González Iñárritu. Parca en palabras y personajes, la cinta muestra al hombre en un entorno hostil, y aborda también el problema de la incomunicación.

Un joven de una graja aislada de la región francesa de Les Flandres mantiene una amistad, transformada en una fría relación sexual, con una amiga de infancia. Pero el muchacho es llamado a filas y enviado a una lejana guerra en un país árabe. La patrulla de la que forma parte es atacada y diezmada por un enemigo casi invisible. La chica enferma de los nervios y es recluida una temporada en un sanatorio.

"Me ha interesado mostrar los diferentes paisajes, el del campo de Les Flandres y el desierto árabe, como el clima interior de los personajes; no soy ni un documentalista ni un cineasta social, sino que en la película todo es mental e interior, mis personajes no meditan jamás sobre lo que hacen y cuando hablan sólo dicen lo necesario", explicó Dumont, que firma una muy dura disección de las relaciones humanas, seca, árida y con personajes a los que es difícil justificar.