No bajan los brazos

Los azulinos no bajan los brazos. Por desgracia para los intereses xerecistas, la cosa sigue prácticamente igual que la semana pasada, pero con el inconveniente de que resta una jornada menos. La situación es igual de cruda, pero el futuro se mira mejor si es ganando. Con un juego práctico, sin decoro y sufriendo durante bastantes minutos, los de Alcaraz suman tres puntos que continúan soportando las opciones matemáticas.

Este Xerez necesita encontrarse el camino lo más llano posible para descubrir el tiempo suficiente con el que arrancar. Frente al Murcia se encontró la terapia deseada. Un gol a los cuatro minutos de juego, que indicaba el camino a los xerecistas. Geijo logró controlar dentro del área, y ante unos defensores y un portero ligeramente blanditos, tuvo tiempo de disparar, rematar y remachar el primer tanto azulino. El hispanoargentino veía puerta en el momento adecuado para allanar el camino al resto de sus compañeros. El uno a cero no sólo se reflejó en el marcador. Sobre el prado de Chapín repercutió negativamente en el Xerez, pues dio excesiva tranquilidad a los hombres de Lucas. El granadino se encontró con el primer problema a los veinte de juego. De inicio, continuó con el baile de sistemas. Los pupilos del granadino han guardado en el disco duro las variaciones tácticas, y ya se adaptan perfectamente a ellas dependiendo de los hombres que estén disponibles. Ayer tocaba retornar a la defensa de tres centrales, en la que la novedad era Sergio Castaño por la izquierda. Gerard también volvía al once, tras la ausencia en Elche. En ese minuto veinte, Dani Pendín caía lesionado y se veía obligado a abandonar a Rubén -novedosa pareja de baile en el doble pivote-. En su lugar, extrañamente entraba Lekic. Raro, porque Lucas quitaba a un medio centro defensivo y daba paso a un delantero centro con setenta minutos por delante y con el marcador a favor. El dibujo azulino volvía a cambiar. Un tribote conformado por Granero, Rubén y Camuñas, secundaban la labor ofensiva del danés y de Geijo. Pero sin la presencia de Pendín en la medular, el Xerez perdió la posesión y el control del juego. Con más espacios en la zona ancha, los hombres de Kresic ganaron metros y acorralaron a los azulinos en su área. Con dos jugadores siempre por delante del balón, el Xerez padeció bastantes minutos de sufrimiento. Desde su banda izquierda, Pedro León lanzaba inquietantes balones al corazón del área buscando las cosquillas a una defensa que por alto resolvió bien en casi todas las jugadas. Casi, porque en uno de estos centros laterales, el Murcia cogió la espalda a los zagueros azulinos y Mendoza tuvo que derribar a Tato sobre el punto de penalti. Marca que el colegiado no dudó en señalar.

Tete, salvador

Tete tuvo que hacer de salvador. Tan tópico como cierto, el extremeño es capaz de lo mejor y de lo peor, de fallar en un despeje aparentemente simple y de detener una pena máxima. Ayer tocó lo segundo y le dio la vida a su equipo en el descuento de la primera mitad. Perfecto para la terapia de los azulinos. De entrar en la caseta con un demoledor empate, pasaron a cruzar el túnel del vestuario con la bombona de oxígeno que repartió Tete. El aire duró poco, pues el Murcia continuó apretando tras la reanudación. Alcaraz introdujo en el esquema a Álex Colorado para tratar de recuperar el centro del campo, pero ni tan siquiera con el segundo gol logró recuperar la manija del juego. Mientras que en el bando azulino sólo nacía peligro de las botas de García Granero -y casi siempre a balón parado-, los pimentoneros hacían que Tete se viera obligado a darlo todo. Pese a los pesares, su homólogo Juanmi fue el que tuvo que entrar en su portería para recoger el cuero. Granero asistió desde la esquina derecha un balón que Lekic remató en el primer palo poniendo punto y final al partido, y punto y seguido a las opciones de ascenso del Xerez.