La ansiedad puede con el Sanluqueño, que se complica su pase a la liguilla
Expósito hizo el gol industrialista Los de Cama se la juegan ante el Betis B
Actualizado: GuardarUn Atlético Sanluqueño al que le pudo la presión no supo doblegar a un conjunto industrialista que mostró ser un equipo muy serio en defensa y que aprovechó una de las pocas ocasiones que tuvo durante todo el partido para doblegar al conjunto verdiblanco y llevarse los tres punto de el Municipal de El Palmar.
El partido fue malo, sobre todo en la primera parte, donde el conjuto que dirige Antonio Cama apenas creó peligro en el área del meta jerezano Villarán.
El Sanluqueño mostraba su interés por hacerse amo y señor de la contienda pero evidenciaba una y otra vez un exceso de ansiedad que lo llevaba a estrellarse contra el muro que había puesto sobre el campo Carlos Fontana, que acudía al choque con un equipo de circunstancias debido a bajas importantes en su plantel.
Nolito, que una vez más debía erigirse como el capitán de la afrenta sanluqueña, esta vez no estuvo fino y nada pudo hacer para dar el triunfo a los suyos, como ha ocurrido en numerosas ocasiones a lo largo de la presente campaña.
Con uñas y dientes
En la segunda parte, el Jerez Industrial se defendió con uñas dientes de las embestidas locales, que veían cómo se les acababa el tiempo y el marcador seguía sin inmutarse. Cuando más volcado estaba, una contra bien llevada por la manija industrialista dio al traste con la ilusión del Sanluqueño de asegurarse un puesto de liguilla de manera matemática. Álex Expósito aprovechaba las dudas en la zaga local para establecer el único y definitivo gol que daba el triunfo a los de Fontana, cuando corría el minuto 68.
De ahí al final, fue el Sanluqueño el que lo intentó, pero más con el corazon que con la cabeza. Barri, en el descuento, se sacaba un obús que hacía lucirse a Villarán y que desvanecía las pocas opciones de empate. No hubo tiempo para más y ahora el Sanluqueño tendrá que jugársela en la última jornada en el campo del Betis B. El Industrial, por su parte, respira tranquilo y ya saborea la permanencia.