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Sin prueba de paternidad

La idea del tercer acceso a Cádiz surgió allá por 1971 y desde entonces ha recorrido un largo camino por los despachos de ministros de Fomento y alcaldes de la ciudad

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Cuando se empezaron a encargar los primeros informes sobre el tercer acceso a Cádiz eran necesarias las máquinas de escribir porque entonces no existían los ordenadores. Allá por 1971, el alcalde franquista Jerónimo Almagro hizo suyas las aspiraciones de muchos ciudadanos y llamó la atención sobre la necesidad de mejorar las vías de acceso a la ciudad desde el resto de los municipios de la Bahía. La enorme transformación de las comunicaciones tras la apertura del Puente Carranza en 1969, animó a seguir por ese camino y buscar nuevas vías de entrada. Pero aquella idea no fraguó hasta años más tarde, cuando el primer alcalde de la etapa democrática, Carlos Díaz, lo retomó. La Nochebuena de 1991 el Boletín Oficial del Estado publicó la convocatoria de la redacción del anteproyecto de un nuevo acceso a Cádiz mediante un túnel o un puente. Todos estaban convencidos de que la cuenta atrás había comenzado, aunque nadie esperaba que habría que descontar 5.262 días, es decir los 14 años, cuatro meses y 27 días que han transcurrido hasta la presentación ayer del proyecto por parte de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez.

La carpeta de esta idea ha dado tantos tumbos por despachos ministeriales que es difícil ahora conocer exactamente su verdadera paternidad política, por la que disputan con vehemencia y todo tipo de estrategias tanto la ministra Magdalena Álvarez (PSOE) como la actual alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez (PP). Lo único cierto en este caso, como en la maternidad, es que el ingeniero Javier Manterola es el que firma el proyecto.

El proyecto de la época de Carlos Díaz encontró cierto apoyo en el ministro socialista Josep Borrell, que llegó a plantearse la presentación pública de la maqueta del futuro puente. Los socialistas gaditanos creen que la falta de presupuesto en aquellos años puso en bandeja al PP esta iniciativa, que la alcaldesa Teófila Martínez y el ministro de Fomento, Álvarez Cascos, se encargaron de presentar tras la victoria popular en 1995.

Durante los años de la presidencia de Aznar el plan del segundo puente de la Bahía fue tomando forma de la mano de Javier Manterola. Teófila Martínez encontró en esta obra civil el testigo con el que relevar el soterramiento de las vías férreas que tantos réditos electorales le dio. Pero su ilusión por colocar la primera piedra se truncó el 14 de marzo 2004 con el triunfo del PSOE de Rodríguez Zapatero en las elecciones generales. La ministra Magdalena Álvarez y el portavoz socialista en el Ayuntamiento de Cádiz, Rafael Román, como incansable escudero, se apresuraron a ponerse al frente de esta iniciativa que, sin embargo, aún tenía que afrontar su recta final.

La alegaciones de la Autoridad Portuaria y la exigencias de Izar (ahora Navantia) obligaron a Manterola a introducir una serie de cambios importantes (más altura, más longitud del vano y un tramo móvil) que casi duplicaron el coste del proyecto hasta situarlo en 300 millones de euros, es decir casi 50.000 millones de pesetas frente a los 800 millones de la antigua moneda que presupuestó en 1971 la Corporación municipal.

Ahora, con el proyecto sobre la mesa, empieza otra cuenta atrás que sitúa el comienzo de las obras en el primer semestre de 2007 y vaticina una alocada carrera por ver quién rentabiliza el segundo puente en las urnas. Teófila Martínez aguantó ayer con sonrisa forzada y tensa el momento de gloria socialista, pero anuncia que está dispuesta a contraatacar. Magdalena Álvarez se recreó en su justo protagonismo y, por si había alguna duda, enarboló una camiseta roja con la leyenda: «El Puente del Cambio con ZP».