«Hasta que estemos vivas seguiremos con el quiosco»
Desde hace casi treinta años estas dos hermanas venden piruletas y gusanitos a los niños de la avenida del Guadalquivir
Actualizado: Guardar- ¿Cuántos años llevan trabajando en el quiosco?
- Llevamos casi treinta años, desde 1978. Pero a diferencia de antes, ahora con la llegada de los supermercados al barrio ya no se vende nada. Además, los niños que más nos compraban entonces ahora son hombres y hay muchos vecinos que han vendido su piso y se han mudado a otro barrio.
- ¿Y los nuevos vecinos no les compran?
- No. La gente de esta época tiene otras costumbres, ellos ahora se van a la tienda de frutos secos o al Supersol y allí escogen lo que quieren.
- ¿Qué es lo que más se vendía antiguamente?
- Antes se vendían muchos dulces, pipas, kicos y phosquitos. Ahora hemos optado por no vender pipas ni kikos porque como las personas no los compran se ponen rancios y se pierden. También hemos dejado de vender cigarrillos sueltos porque la nueva normativa obliga a tener una máquina; en caso contrario, nos pondrían una multa.
- Entonces, ¿con qué productos salen adelante en la actualidad?
- Nos mantenemos como podemos con la venta de patatas y chupachús, principalmente. Es tan poca la venta que sólo abrimos por las mañanas.
- Con un panorama así, ¿piensan seguir adelante?
- En el barrio ya han cerrado tres quioscos hace bastante tiempo; mis hijos quieren que lo deje, pero yo pienso seguir adelante con mi hermana. Me da lástima dejarlo y hasta que esté viva seguiré con el quiosco. Ya han venido en varias ocasiones para ver si lo alquilo, pero me niego ha dejarlo porque es una forma de distraerme y de caminar un poco, que es lo que el médico me ha recomendado para mi operación de corazón.
- ¿Cómo consiguió el quiosco?
- El Ayuntamiento de Cádiz me lo cedió porque tenía ocho hijos y pocos ingresos. Eran otras épocas, había muchos niños en el barrio y vendí kikos, pipas, gusanitos, chicles, piruletas. Ahora esos niños se han hecho hombres...