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Como creyente, me siento especialmente sorprendido al ver cómo en Cádiz un grupo de católicos se manifiesta tan abiertamente en contra de unas medidas adoptadas por el Obispo de la Diócesis en relación con la cesión del Oratorio de San Felipe a las instituciones públicas, a cambio de unas cantidades económicas muy importantes, que le van a permitir poder hacer frente a la construcción de numerosos templos en la Diócesis.

Una diócesis que está arruinada, o casi, según las últimas informaciones aparecidas en la prensa.

Más sorprendido aún cuando, como ha venido publicado en la prensa, esta decisión del Obispo ha sido refrendada por el acuerdo de la práctica totalidad de las entidades religiosas de la Diócesis.

Además, parece ser que el templo en la actualidad, desde el punto de vista religioso, no está teniendo diríamos una ocupación masiva por parte de los feligreses de la zona. Porque una docena de católicos que acuden cada domingo a la misa no creo que sea un número de perjudicados tan amplio, cuando esas personas pueden desplazarse con relativa comodidad a las parroquias cercanas de San Lorenzo o San Antonio.

Sigo aún más sorprendido porque algunos de los que se manifiestan en contra del Obispo son los mismos que ponen el grito en el cielo cuando algunos de nosotros nos manifestamos en contra de decisiones de los obispos que no nos gustan.

Me parece muy bien que cada uno diga lo que crea. Por eso yo apoyo la libertad de expresión de estos católicos con sus acciones de presión incluidas, como es el asistir unas 200 personas a la misa de San Felipe, para hacer ver, de modo ficticio, que son muchos los interesados en que la Diócesis no se desprenda de ese lugar de culto. Cuando durante todo el año, la asistencia a las misas es mínima.

Pero luego, que nadie nos diga nada a quienes con frecuencia tenemos que discrepar con posturas de obispos como Cañizares, Rouco, Martínez Camino y sectores muy conservadores del episcopado español, cuando se pronuncian en público de un modo que nos avergüenza a muchos por sus posturas partidarias en política y superconservadoras en teología y moral.

No es casual que al Ayuntamiento de Cádiz, que controla el PP, no le haya gustado mucho esta iniciativa de la Junta con el Obispado. A lo mejor también de este asunto quieren hacer confrontación política.

Me pregunto y muchos se preguntan: ¿hubieran protestado esos 200 católicos si la operación de compra la hubiera hecho el Ayuntamiento en vez de la Junta de Andalucía?

Así que derecho a discrepar de las decisiones de los obispos, sí. Incluso aquellos que siempre alardean de obediencia y fidelidad a la jerarquía de la Iglesia. Pero derecho a la discrepancia y a la libertad de expresión en la Iglesia, para todos. Sin excepción.

Juan Cejudo Caldelas. Miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares