Refugio de cobardes
Actualizado:La vida es una lucha perdida de antemano contra una sociedad llena de desequilibrios injustificables, que difícilmente podemos cambiar. Es una carrera de obstáculos que día a día intentamos bandear, pero bandear los contratiempos no es lo mismo que esconderse de ellos, no significa huir. Y qué intentan aquellos jóvenes, y los no tanto, que toman drogas sino evitar enfrentarse a los problemas que los cercan adentrándose en este refugio de cobardes o integrarse en grupos en los que piensan que no serán aceptados si no repiten los mismos comportamientos inconscientes.
Lo siento, tal vez sea dura, incomprensiva, prepotente... califíquenme con el adjetivo que más les guste o entretenga, pero sean imaginativos, por favor, pues hasta para insultar hace falta tener un punto de gracia o de inteligencia. Pero no entiendo por qué niños de 12 años se patean las calles en busca de hachís, pastillas o cocaína. ¿Cómo puede ocurrir esto? ¿Qué desesperadas circunstancias empujan al abismo a estos menores?
¿Es que en España viven tantos adolescentes, y no nos hemos enterado, situaciones tan extremas como esas historias que todos hemos escuchado o leído en los medios de comunicación sobre niños enganchados al pegamento y otras sustancias alucinógenas en los países menos desarrollados del planeta? ¿Se pueden comparar las motivaciones que llevan a los meninos da rúa en Brasil o a los niños de la calle en cualquiera de los países de habla hispana de Suramérica al consumo de drogas con las de la mayoría de los españoles? No, claro que no se pueden comparar. Desesperación y estupidez no son comparables.