La separación de residuos en origen mejora el trabajo de tratamiento en Las Calandrias. / J. C. CORCHADO
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La planta jerezana de Las Calandrias trabaja aún al 70 por ciento de su capacidad total

La ciudad continúa sin adherirse a la tarifa única marcada desde el Plan Director de Residuos Ecologistas denuncia la «competencia desleal» que practica la instalación de Miramundo

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A pesar de las 170.000 toneladas de residuos tratados durante el pasado año, lo cierto es que la planta de Las Calandrias aún trabaja al 70% de su capacidad, mientras espera que Sanlúcar y los municipios de la Sierra de Cádiz comiencen a cumplir el Plan Director de Residuos de la Provincia y depositen sus basuras en estas instalaciones.

En ambos casos, la planta de Miramundo continúa siendo el destino de sus desperdicios orgánicos. Daniel López, representante de Ecologistas en Acción en la Mesa Provincial de Residuos, esta situación tiene una explicación clara: estas instalaciones ejercen una clara «competencia desleal» a las dependencias de Las Calandrias.

El problema, según explica, es que las tarifas que aplican son bastante más reducidas de las de la planta jerezana, por lo que los ayuntamientos de Sanlúcar y de la Sierra prefieren asumir los costes del traslado de la mercancía. Pero, insiste López, en Miramundo sigue sin haber garantías reales sobre el correcto tratamiento de los residuos, al menos al mismo nivel de Las Calandrias.

El representante ecologista lamenta que el resultado de esta situación es que la planta jerezana continúa estando «infrautilizada», algo que achaca a la «inoperancia» de los responsables políticos para atajar este problema e imponerse un cumplimiento real del Plan Director de Residuos.

Algo parecido ocurre con la tarifa única, siendo Jerez, junto a El Puerto, uno de los municipios que siguen sin adherirse a este sistema fijado en 30,9 euros por tonelada de residuos trabajados desde enero pasado.

La ciudad sigue pagando, así, unos 20 euros por tonelada de basuras, una cifra bastante más reducida y que incluiría la transferencia de los desperdicios. La definición de este último concepto parece ser el escollo fundamental en el rechazo de los municipios que deben utilizar Las Calandrias a iniciar su trabajo en las instalaciones de la Dehesa de Bolaños.

Unas dependencias en las que actualmente trabajan 80 operarios, divididos en turnos de mañana y tarde, junto a dos palistas que se encargan de remover los residuos durante la noche. Según constató el representante de UGT en la Mesa Provincial de Residuos, la plantilla cuenta con todas las medidas de seguridad e higiene que corresponden a un trabajo de estas características, quedando resuelto el problema surgido el pasado verano, cuando se anunciaron movilizaciones por la reparación del aire acondicionado.