Atmósferas de color
El artista sevillano Ignacio Tovar exhibe en la Casa Pemán siete obras que recrean el ambiente del agua y el aire
Actualizado: GuardarEl flamenco, el agua y el aire son los tres elementos que dominan en la obra de Ignacio Tovar, que sigue en sus creaciones la huella dejada por Mark Rothko, maestro del expresionismo abstracto. Como los del pintor ruso, nacionalizado estadounidense, los cuadros del sevillano introducen al receptor en una atmósfera de color y dan la sensación de que se puede entrar en ellos. Así explica el autor de la muestra Agua y aires, que se puede ver en la Casa Pemán hasta el 25 de junio, las sensaciones que produce su obra y la intención artística de su pensamiento.
Para Tovar, Rothko (1903-1970) es su mayor maestro, junto a algunos otros del expresionismo abstracto como Barnett Newman o Morris Louis. Admira «la sensación de penetrabilidad de sus cuadros -de Rothko-, porque éstos no sólo se desarrollaban hacia los lados, sino que se podía entrar en ellos. Creaba una atmósfera de forma que un cuadro rojo (eran grandes manchas monócromas) no sólo estaba en la pared, sino que teñía de rojo a quien pasaba y creaban un espacio para pensar», comentó ayer el artista. «Me gusta que los cuadros me permitan pensar y sirvan de ejercicio humano para no tener siempre ideas fijas, sino cuestionar lo que nos sugiere y ver las posibilidades de cambio que hay», resaltó.
Las siete obras (de gran formato) de la exposición pertenecen a la serie Flamenco, en la que homenajea a algunos cantaores, entre ellos Terremoto de Jerez, La Perla de Cádiz, y Pericón de Cádiz, que dan nombre a tres de los lienzos colgados en la Casa Pemán. «Son cantaores que me gustan», precisó, y aunque están compuestos de colores vivos y alegres, «los títulos son casuales; luego parece que era el único que podía tener», manifestó.
Además del flamenco, el agua y el aire protagonizan la producción de Tovar no sólo en esta muestra, sino en otras como Arqueología vertical y Madre Agua, ésta última junto al portugués Pedro Calapez. Los lienzos de estas colecciones representan «el fluir del agua, que es como el fluir de la pintura». El autor, amante del mar y del elemento líquido, ha recurrido a capas superpuestas de colores -rojos, amarillos, verdes y azules- y tramas de algodón que le dan un aspecto «aterciopelado».