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Aceras peligrosas
Los vecinos de la Avenida Guadalquivir exigen mejoras en el pavimento porque ya se han producido accidentes
Actualizado: GuardarPasear por la Avenida del Guadalquivir, de los número 4 al 8 puede resultar accidentado, si no se va mirando al suelo, debido a la irregularidad del pavimento.
Las raíces de los árboles que pueblan esta zona que colinda con la Bahía han levantado considerablemente la acera y según comentan los vecinos «ya hay personas mayores que se han caído». Por este motivo, los vecinos ya han reclamado en repetidas ocasiones al Ayuntamiento de Cádiz «mayor atención y mantenimiento para el barrio».
«No queremos chapuzas. Hace poco nos han parcheado la calle por enésima vez y esto no soluciona nada porque a los pocos días comienzan las grietas en la acera», sentencia Milagros Lores Astorga, vecina del número 4 de la Avenida de Guadalquivir.
Asimismo, entre los vecinos existe una opinión generalizada en relación al Piojito, mercadillo que cada lunes se instala a pocos metros de sus viviendas.
«Aquí los días que ponen los puestos nadie puede dormir debido al ruido que hay. Algunos comerciantes que vienen de Córdoba pasan la noche en la furgoneta escuchando música de la Niña Pastori y haciendo sus necesidades en plena calle hasta que amanece», lamenta Carmen Vega, otra vecina, que agrega: «Tenemos derecho a vivir en condiciones. Entendemos que tengan que ganarse el pan, pero el barrio lo dejan todo muy sucio y lleno de cajas. Luego, somos nosotras las que tenemos que limpiarlo». Otro de los inconvenientes que conlleva el mercadillo, según los vecinos, es que «la gente se mete en los portales para probarse la ropa de los puestos». Sin embargo, los trabajadores de la zona no piensan lo mismo. Clara, la dependienta del establecimiento de animales, está feliz cuando llegan los lunes porque vende más. «El día se me pasa volando del trabajo que tengo. Gracias al mercadillo no nos hemos tenido que anunciar en páginas amarillas», afirma.
Asimismo, María Pacheco, que regenta un quiosco en la Barriada de la Paz desde hace treinta años, considera que «los ambulantes del Piojito no molestan al vecindario».