El escritor leonés Luis Mateo Díez reúne en un volumen todos sus cuentos desde 1973
"El árbol de los cuentos" es un compendio de su narrativa, sus deudas y sus obsesiones, "un buen espejo de lo que he sido como escritor"
Actualizado:El escritor Luis Mateo Díez ha reunido en un solo volumen todos los cuentos que ha publicado entre 1973 y 2004 y lo ha titulado "El árbol de los cuentos", una obra que llega ahora a las librerías y que refleja su mundo narrativo, sus obsesiones, sus débitos, homenajes y recuerdos literarios.
"Este libro es un buen espejo de lo que he sido como escritor, está lleno de mis pesquisas como narrador, de mis intereses y contradicciones", afirma Mateo Díez en una entrevista con Efe, en la que habla de su "fascinación" por el cuento y de las deudas que tiene contraídas con sus maestros en este género, una larga lista en la que figuran Chejov, Capote, Maupassant, Cheever, Pavese, Clarín, Valle-Inclán y Baroja, entre otros. "Yo soy un escritor totalmente lleno de deudas; tengo tantas que lo mejor que me podría pasar es que 'El árbol de los cuentos' fuera anónimo", asegura Mateo Díez con ese humor que impregna con frecuencia sus declaraciones y que en otro momento de la entrevista le lleva a decir que él es "poco ambicioso en la vida", pero en la literatura, "como no cuesta nada", es "extremadamente ambicioso". "Soy un hombre que escribe para la eternidad", asegura.
Los inicios literarios de este "contador de historias", como le gusta definirse, fueron en el cuento", pero llegó un momento en que las ideas que se le ocurrían no encajaban en ese género, en el que ha dado sobradas pruebas de maestría, y comenzó a escribir novelas, cortas y largas, "porque ese era el destino que pedían las historias". Entre sus novelas, traducidas a los principales idiomas, figuran títulos como "Las estaciones provinciales", que Alfaguara, la editorial que también publica "El árbol de los cuentos", reedita ahora; "La fuente de la edad", Premio de la Crítica y Premio Nacional de Literatura en 1987; "Camino de perdición" y "La ruina del cielo", que, de nuevo, le hizo ganar el Premio de la Crítica y el Nacional de Literatura.
Pero los cuentos "son piezas sustanciales del conocimiento humano, espejos de vida, fieles e intensos" y, entre novela y novela, el escritor volvía a ellos. Su primer libro de cuentos, "Memorial de hierbas", es de 1973, y luego vendrían títulos como "Brasas de agosto" (1989), "Los males menores" (1993), "Días del desván" (1997), "Las palabras de la vida" (2000) y "Las lecciones de las cosas" (2004). Reunir todos estos relatos, más algunos que aparecieron en colecciones "un poco marginales o desaparecidas", como los cinco que figuran al comienzo de "El árbol de los cuentos", no fue fácil para el escritor, sobre todo "mentalmente".
"Los cuentos se me van de las manos, las novelas las tengo más atadas. Mi impresión, según me voy haciendo mayor y adquiero una teórica madurez como escritor, es que cada vez soy más indolente en cuanto a la propiedad de mis ficciones. Tengo la sensación de que no son mías y, además, hasta las olvido", asegura este académico de la Lengua. Y no es que el escritor quiera "borrar" su obra, pero le subyuga "la idea de la perfección del olvido", "la propensión de las ficciones al anonimato". Lo importante, añade, "es la novela y no el autor. Los autores cada vez me interesan menos".
Reunión en torno al "árbol de la memoria"
Mateo Díez eligió la metáfora del árbol para titular el libro, en el que los más de cien cuentos que contiene aparecen reunidos por orden cronológico y sin apenas cambios. Es el árbol bajo el cual se reunían las tribus africanas o del Amazonas para contar y escuchar los viejos relatos, y es también "el árbol de la memoria". "Al ver ahora todos estos cuentos en un volumen tan frondoso o con tantas ramas, me doy cuenta de que tienen tonalidades muy diversas, retos y propuestas que la deriva de los años han hecho un poco contradictorias. El libro da pistas importantes sobre mi mundo literario y sobre lo que es el suelo del escritor", subraya el novelista.
Por los cuentos de Mateo Díez desfilan personajes "que buscan aventuras a la vuelta de la esquina y que viven situaciones de extravío; es gente perdida, que son perdedores y que andan por caminos de perdición". Y en ellos están los temas que luego desarrollará en sus novelas: "memoria, infancia, adolescencia, olvido, desvarío, patetismo, enfermedad y humor, mucho humor", agrega.
El que la publicación de "El árbol de los cuentos" coincida con la reedición de su primera novela, "Las estaciones provinciales", llena de satisfacción al escritor leonés. Esta novela se pasó muchos años en el cajón, intentó publicarla "y nadie la quería", hasta que Alfaguara la editó en 1982. "Tuvo muy buenas críticas y me fraguó un aprecio modesto", cuenta Mateo Díez, quien también recuerda que ese libro quedó finalista del Premio de la Crítica, junto con "Un día volveré", de Marsé, el año en que lo ganó "Gramática parda" de Juan García Hortelano.