El motor del cambio
La familia es una de las claves básicas para que los niños con Síndrome de Down sean tratados con normalidad
Actualizado: GuardarAlberto, Miriam y Ainara son tres historias con nombres propios. Tres personas con realidades dispares que con sus cortas edades (13, 11 y 2 años, respectivamente) exigen a gritos que el mundo les trate con normalidad. Este derecho, que aún son demasiado jóvenes para defender de viva voz, lo llevan como estandarte sus familias, quienes a diario pretenden enseñarles que el ser diferentes es una faceta más de todo ser humano.
Estos días se celebra el décimo aniversario de la constitución de la Asociación Cedown, una entidad que desde sus inicios ha defendido la necesidad de que la personas que padecen Síndrome de Down desarrollen servicios útiles e integrados en la sociedad actual. Dentro de esta asociación, Francisca Ruiz (madre de Miriam) y Antonia Sánchez (madre de Ainara) han encontrado un gran apoyo para poder educar a sus hijos, unos pequeños que requieren que la sociedad «no los mire de forma distinta al resto de los demás niños».
Una de las claves básica para que Alberto, Miriam y Ainara crezcan creyendo en ellos mismo y en sus posibilidades es la familia. Ésta es muy importante, de hecho Ángeles Lechuga, la madre de Alberto, insiste en que la familia «es el motor del cambio de los niños. Para mí, el reino de un niño con Síndrome de Down es tan grandioso como la familia que posee». Ángeles no forma parte de Cedown, aunque defiende los mismos intereses que dicha asociación. Ella, al igual que Francisca y Antonia, cree en las posibilidades y autonomía de estos pequeños e insiste en que «los límites que poseen estos chicos los impone el entorno y no el hecho de que tengan un cromosoma más». Buena prueba de esta afirmación son los problemas de escolarización que muchos de estos niños sufren con apenas un par de años de vida. En el caso de Francisca «los problemas comenzaron cuando fui a matricular a Miriam a la guardería, aunque desde luego eran otros años y la lucha era mucho más encarnizada que en la actualidad».
El hecho de que no existan profesionales suficientes en las escuelas para atender las necesidades de estos chicos es motivo de malestar entre estos padres que no comparten la idea de que «se decida sacar a nuestro hijos de sus aulas correspondientes para apartalos de sus compañeros», porque tanto Alberto como Miriam (Ainara aún es muy pequeña) son muy capaces de estar al día de todo aquellos que se da a conocer en sus correspondientes clases.
Asimismo, el trato recibido por la sanidad pública «también requiere un punto y a parte». No obstante, y aunque ninguna de estas madres coraje quiere entrar en detalles, sostienen que «el colectivo médico, a niveles generales, debe humanizarse más. No es justo que por el hecho de que nuestros hijos posean Síndrome de Down no se les trate como debería».
Así, pues la integración absoluta de estas personas no es algo que dependa sólo de ellos, sino que es un paso que debe dar toda la sociedad de forma clara y eficaz.