Del «no soy disolvente» al escándalo por condonar o las «amenazas» de las cartas
Actualizado:El concejal de Hacienda dice estar más que acostumbrado a que muchos ciudadanos le paren por la calle o pidan a los funcionarios una entrevista con él para quejarse o simplemente para decirle «que ya te he pagado el impuesto que me pediste», como si fuera el propio edil el que se encarga de recaudarlo y meterlo en una cuenta pública. Forma parte de una cultura del gaditano, explica, «que siempre cree que el Ayuntamiento no tiene poder ejecutivo y por tanto no hay que pagar los impuestos».
Es muy común, dice José Blas Fernández, oír aquello de «no soy disolvente», en referencia a que no disponen de fondos embargables. «A veces, lo que tienen a su nombre es un piso y creen que eso no es un bien», comenta el concejal, quien sin embargo asegura que el Consistorio «nunca ha dejado a nadie en la calle ni lo va a hacer».
Otra situación habitual es cuando algunas señoras se ofenden cuando reciben una carta en la que pone «condonar la deuda», relata el edil y hay que explicarles el significado de ese verbo. O también muchos se molestan y reclaman explicaciones cuando en el escrito que se les envía por correo se les «amenaza de embargo», cuando sólo se está empleando el lenguaje correcto y oficial. «Entonces hay que explicar: mire usted, lo que quiere decir es esto».
Anécdotas aparte, el delegado de Hacienda lamenta que a veces se cree una imagen de que el Ayuntamiento no tiene piedad, «cuando en otras administraciones, como la Seguridad Social o la Agencia Tributaria, no se andan por las ramas y no tienen piedad». «A veces la gente viene a quejarse y dice que a ellos no se les ha avisado ni se les ha mandado cartas, pero no es verdad», declara. «Nosotros siempre agotamos todos los trámites».