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Sociedad

El móvil también sirve como escondite

Según el estudio de una consultora internacional, la mitad de los usuarios ha fingido alguna vez que hablaba por teléfono para evitar saludar a alguien

TEXTO: MARIBEL POSADAS / FOTOS: LA VOZ / CÁDIZ
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No cabe duda, hoy por hoy, de que los teléfonos móviles son útiles, necesarios. Pueden ayudar a salir de una situación de peligro, e incluso sirven para jugar, hacer fotos, escuchar la radio, descargarse música, imágenes, vídeos... pero también para evitar algún saludo indeseado. Sólo hay que fingir que se habla por él para evitar hablar con quien no interesa, con quien no apetece. Ésa es la conclusión de un estudio realizado a usuarios españoles por la empresa CPP Protección y Servicios de Asistencia que revela que la mitad de los encuestados utilizan su teléfono móvil para escaparse de conversaciones no deseadas con ciertas personas que se encuentran.

Aunque el aparato, cada vez más perfeccionado y con más servicios -puede ayudar a no perderse o a pedir auxilio en caso de accidentes- tiene muchos aspectos positivos, también permite aislarse de quienes están más cerca, que quedan desatendidos ante el interlocutor que está al otro lado.

En esta reflexión repara el director comercial de CPP, Vicente Martínez, quien habla del móvil como «un arma de doble filo», puesto que «ha hecho las comunicaciones más fáciles, pero también nos permiten tener más control sobre con quién debemos -o queremos- comunicarnos»

La empresa, dedicada a servicios de protección de herramientas como el teléfono mó-vil y las tarjetas de crédito, ha realizado una encuesta sobre una muestra de 2.000 españoles sobre el uso de este medio de comunicación personal.

Del informe se desprende que más de la mitad de los encuestados (54%) ha usado alguna vez sus teléfonos para fingir que lo usaba y así evitar saludar o conversar con gente que encuentra. Hasta un 55% ha llegado a colgar directamente y después ha atribuido el corte a una pérdida de la señal o incidencia técnica, por no aguantar una conversación no deseada. Otros datos confirman que el 15% de los españoles, en alguna ocasión, ha imitado el sonido de ascensores, má-quinas o vehículos para deshacerse de la persona que estaba al otro lado del aparato. Según Vi-cente Martinez, director comercial de CPP, esos trucos tan poco di-plomáticos ma-nifiestan falta de conocimiento del uso del aparato puesto que, respecto a los antiguos fijos, permite saber quién llama antes de descolgar.

Antes de recurrir a colgar, imitar sonidos o ser groseros, basta con desatender la llamada al ver en la pantalla el nombre del remitente de la comunicación o desconfiar de las llamadas ocultas, que suelen esconder mensajes comerciales de empresas que sa-ben que, si se identificaran, jamás encontrarían respuesta.

El estudio también aborda otras cuestiones como el cambio de há-bitos en las comunicaciones personales a distancia. Los canales tradicionales, como las cartas -en claro declive- y las tarjetas postales han pasado a la historia. Ahora lo habitual y más cómodo y rápido es escribir mensajes de texto, que llegan al momento y pueden enviarse desde cualquier parte del mundo, por un precio de unos 15 céntimos. Según el estudio de CPP, el 45% de los encuestados afirmaron no haber escrito una carta en años y el 36% suele mandar mensajes de texto en vez de postales cuando están de vacaciones. Cinco de cada diez prefiere el SMS antes que escribir una tarjeta de Navidad o cumpleaños.

Los móviles no sólo reemplazan estos métodos tradicionales, -hoy relegados al ámbito romántico o comercial, en el caso de las cartas-, sino que también incluyen otras funciones como libretas de direcciones, calendarios, cámaras de fotos o reproductores de música y videojuegos, lo que suponen «un valor añadido», según Martínez, quien afirma que «la gente hoy día parece que vive con sus teléfonos, lo cual deja claro que realmente tienen valor».

El uso de este aparato se ha generalizado de tal forma en España que supera al de teléfonos fijos. El Instituto Nacional de Estadística (INE) afirma que en el 80 por ciento de los hogares españoles hay, al menos, un móvil. Durante 2005, la implantación del viejo teléfono de sobremesa disminuyó un 1,8%, mientras que la del móvil creción todavía en un 0,9%, según los últimos datos del INE, facilitados el pasado mes de abril.