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La violencia de las mafias llega a su fin tras causar 115 muertos en São Paulo

El ataque más sangriento del crimen organizado en Brasil coloca la seguridad en la agenda electoral

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La tregua llegó después de cuatro días y noches de terror y muerte que dejaron un saldo de 115 muertos, decenas de heridos y un centenar de detenidos, pero la mayoría se siente ahora más vulnerable que nunca. São Paulo, el estado más populoso de Brasil -y de Sudamérica-, fue elegido como rehén de una organización criminal centralizada que opera desde prisiones mediante teléfonos móviles. El ataque más violento protagonizado por el crimen organizado en la historia de Brasil ha dejado al descubierto las graves carencias de la política de seguridad del Gobierno federal.

La ola de violencia no tiene precedentes. Los periódicos ataques del narcotráfico en Río de Janeiro, que eran los más temidos hasta ahora, empalidecen junto a los eventos que sacudieron Sao Paulo. Y es que, a diferencia de la ciudad carioca, donde las cuadrillas están fragmentadas y enfrentadas entre sí por rivalidades de poder, en São Paulo la estructura es poderosa y letal cuando golpea.

El gobernador de este estado, Claudio Lembo, asegura que no negoció la paz con los delincuentes, pero pocos le creen. En la madrugada de ayer cesaron los motines. Hubo 19 muertos sólo en este último intercambio de balas. Poco después, la población cogía de nuevo los autobuses para su trabajo o la escuela, pero bajo una fuerte custodia.

Nuevas medidas

Por la fuerza, el tema de la seguridad se colocó así en el primer lugar de la agenda política a sólo cinco meses de las elecciones generales. El Parlamento se abocó a aprobar medidas para aumentar el presupuesto y dotar de mayor preparación a policías, principales víctimas de la arremetida. El Gobierno de Lula da Silva no podrá ignorar este tema en la campaña para su reelección y su principal rival, Geraldo Alckhim, que gobernó Sao Paulo doce años, deberá explicar qué hizo durante su administración para combatir el poder mafioso en un estado que tiene 37 millones de habitantes, la población de toda Argentina.

El Gobierno de São Paulo había ordenado el jueves el traslado de 756 presos de la organización criminal autodenominada Primer Comando de la Capital (PCC), incluyendo a su cabecilla Marcos Camacho, alias 'Marcola', condenado a 22 años y preso desde 1999. La idea era alejarlos de la capital paulista para limitar su influencia sobre la red que opera en las calles. Una sola llamada de Marcola a su gente bastó para desatar la guerra y ni él la pudo parar.