Un dinero demasiado cuesta arriba
Para más de 3.000 discapacitados en silla de ruedas de la provincia utilizar un cajero automático es una tarea difícil
Actualizado:Primer intento. No llego. Segundo propósito. Imposible. Tercera tentativa. Buscarse tal vez otra oficina. Cuarto empeño. Llamar a una persona para que me saque dinero de un cajero. Descabellado, pues no. Es el día a día de un minusválido en silla de ruedas en la provincia y de los más de 3.000 que figuran en la lista de discapacitados de la provincia. Un caso de tantos es el de Ángel Ginjaume, quien desde 1978 está postrado con su «fiel compañera». Su dominio de la silla de ruedas hace pensar que debe haber pocos lugares a los que no pueda acceder. Pero sí que los hay. Muchos de ellos son las oficinas de bancos y los cajeros.
«Cada vez que iba al banco era un suplico, pero entre unos y otros descubrimos el que está adaptado», señala Ángel Ginjaume, quien dice que el problema está en «los fines de semana ya que las entidades están cerradas y si tu cajero dice que no hay dinero es cuando empieza el peregrinaje de una persona en silla de ruedas». De ahí que más de una vez, Ángel haya pedido a un viandante que le «eche un cable» con el cajero.
En muchos casos el examen de accesibilidad se suspende sin necesidad de entrar. Muchas oficinas tienen un escalón situado a la entrada lo que la hace inaccesible. Se suma que muchos cuentan con puertas abatibles, que se abren tirando de ellas, y hace más difícil la incorporación al recinto. Otros tantos presentan más barreras arquitecónicas. Hay que bajar una escalera y no hay una rampa ni ningún dispositivo que permita entrar. En el caso de los cajeros las dificultades están muy altos y es imposible introducir la tarjeta. En otros, se introduce la tarjeta pero el teclado en vez de estar inclinado es plano junto a un escalón.
La ley de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad establece la obligación de que todos los espacios públicos, productos y servicios sean accesibles.
No es oro, pero reluce
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. «Las entidades de nueva creación se adaptan a la accesibilidad mientras que las antiguas se defienden con el concepto de 'ajuste razonable' y con la inexistencia de un marco reglamentario que establezca cuáles son las condiciones básicas de accesibilidad y no discriminación», apunta el vicepresidente de la Federación Provincial de Asociaciones de Minusválidos Físicos, Diego Márquez.
El problema no son sólo los bancos. Las quejas de este colectivo van desde el transporte público hasta el ferrocarril pasando por las barreras arquitectónicas y las de la propia sociedad.