1.300 estudios no son suficientes
Los pronunciamientos a favor de la OMS, Sanidad y la Asociación Española contra el Cáncer no convencen a los vecinos de la inocuidad de las antenas
Actualizado:«Existe un desconocimiento profundo del tema», lamenta uno de los mayores expertos en este tema de España, Narcís Cardona, catedrático del departamento de Comunicaciones de la Universidad Politécnica de Valencia. «La telefonía móvil es el único sistema de telecomunicaciones que está diseñado para utilizar siempre la mínima potencia de emisión posible», explica. «Y el nuevo sistema UMTS lo único que va a hacer es mejorar, porque necesita una potencia más pequeña, antenas más pequeñas e introduce más clientes en cada celda de la antena», asegura.
El catedrático de Anatomía y Radiología de la Universidad de Valladolid, Juan Represa, asesor del Ministerio de Sanidad para estos temas, es contundente: «Sabemos más de las ondas electromagnéticas que de muchos productos químicos o dietéticos habituales», sentencia.
En los últimos 10 años se han realizado más de 7.000 trabajos sobre campos electromagnéticos y de ellos más de 1.300 se refieren a radiofrecuencias de telefonía móvil. «Basándonos en la revisión de las evidencias científicas, la Organización Mundial de la Salud y otros organismos internacionales concluyen que la exposición a radiofrecuencias dentro de los normativos no produce efectos nocivos para la salud», resume.
Emisiones en Cádiz
Según la última campaña de revisión de las emisiones del Ministerio de Industria, la provincia de Cádiz contaba con una media de 0,0021 Watios/metro cuadrado, 2.070 veces por debajo del límite establecido por la Unión Europea, que es de 4,5 W/m2. Sin embargo, existe además un margen de seguridad, según el cual los posibles efectos biológicos no comienzan hasta los 50-100 W/m2 y el riesgo potencial para la salud sólo a partir de 600 W/m2.
«El problema es que un solo estudio con algún efecto sobre la salud recibirá más atención que los cientos de estudios que demuestran lo contrario y que no tendrán eco social», lamenta el doctor Represa.
Frente a estos datos, la realidad es dura. Y es que nadie quiere antenas en su casas. La Federación de Consumidores en Acción (Facua-Cádiz) asegura que en tanto «no se demuestre la inocuidad de las ondas electromagnéticas en seres humanos» debe prevalecer el criterio de seguridad. «Existen estudios en los dos sentidos y algunos afirman que las ondas pueden producir trastornos, tumores e incluso cáncer, sobre todo en ciertos sectores más sensibles de la población», asegura David Cifredo, de Facua-Cádiz, que piensa que la normativa «no es exhaustiva» y duda que se cumpla.
«Hemos tenido casos en comunidades de vecinos en los que los operadores llegan a decir que si las antenas causan problemas lo harán hacia afuera y nunca hacia abajo, por lo que más vale tenerlas encima», explica. «Son tácticas lamentables», concluye.
Desde Ecologistas en Acción se hace más hincapié en la falta de aplicación de las ordenanzas. «No hay ordenanzas y cuando las hay no se cumplen y tampoco hay un control efectivo sobre las antenas». Para los ecologistas, si no hay datos debe prevalecer el principio de precaución.