Desde una harley
Actualizado: GuardarNo sé si con el segundo puente serán iguales las sensaciones, pero un día entre Harleys Davidson te hace contagiarte de ese encanto de libertad que encandila con sólo avistar las grúas pórtico de Puerto Real. Harley Davidson España hizo ayer escala en Cádiz dentro del Experience Tour que le llevará a 16 ciudades españolas para promocionar el sabor del auténtico custom americano con ocho motos de prueba que van desde la más clásica de las 883 a la impresionante VRSCR, una raza aparte que deja a todos con la boca abierta.
Entre comuniones y aficionados a la vela del Club Náutico Elcano, las motos rugieron con ese compás inigualable que marca el latido de muchos corazones indomables del motociclismo más esencial: el del aire roto en el pecho, la conducción elegante y la potencia cómoda. De Cádiz a El Puerto, a 80 kilómetros por hora en un día de brisa suave y con poco tráfico. Sin comentarios.
La velocidad es para el resto, para aquellos como mi amigo Paco, de la Autoescuela La Laguna, que a sus 40 años, mantiene intacto su amor por las dos ruedas y no puede esconder esa vena de nómada que hoy le llevará al Adriático y mañana a Gran Bretaña. Para mí no es la velocidad.
Aún escuchas a ciertas rubias presumir de novios que hacen un Madrid-Cádiz en tres horas, a 260 kilómetros por hora, dice. Lamentable. Yo, en cambio, pienso que la velocidad en la moto es como en la cocina y en el plato, una forma de estropear un buen sabor de boca.