«La mujer cree que el futuro es suyo, pero es un espejismo»
En sus ensayos desmonta las creencias de la sociedad actual, como la revolución femenina, de la que habló en el Baluarte
Actualizado: GuardarEnrique Gil Calvo ha escrito una veintena de libros en los que pone en su sitio a mujeres, hombres, políticos y periodistas, por citar algunos. En sus ensayos rompe algunos mitos de la sociedad actual, como la manida revolución femenina y el cambio de la España actual respecto a 30 años atrás, que ha cambiado realmente, aunque con grandes reservas y variados matices.
Gil Calvo, que participó ayer en la Feria del Libro en el ciclo Presencias literarias de la UCA, se mueve entre la sociología política y la sociología de género con títulos como El cambio dramático que supusieron las elecciones de 2004 tras el 11-M, La ideología española, Premio Jovellanos 2006, El nuevo sexo débil, La mujer cuarteada y Máscaras masculinas: héroes, patriarcas y monstruos.
-En su obra, el cambio de la sociedad es una constante...
-Es una constante en el trabajo de todos los sociólogos. La sociedad siempre está cambiando, aunque hay cosas que se mantienen. Aparentemente, la sociedad cada vez cambia más deprisa, pero siguen de forma permanente instituciones como la familia y el Vaticano, que se empeña en no cambiar.
-¿Todos los cambios son iguales?
-La mayoría son cosméticos, es decir, superficiales, episódicos, como enseñar el ombligo o el piercing, pero hay otros que son profundos, como las relaciones laborales (el trabajo estable ha pasado a la historia, ahora es flexible). Son más importantes porque ejercen consecuencias muy importantes. La inestabilidad en el empleo impide formar una familia en las edades que antes se hacía, a los 24-25 años, cuando ahora no es hasta los 30.
-Esto afecta directamente a la mujer...
-Evidentemente, aunque la familia está cambiando mucho. Es una institución camaleónica, es capaz de aclimatarse a los cambios, la gente ya no se casa, se junta, se divorcia... pero sigue ahí, es muy sólida, permanente y duradera, al tiempo que tolerante, se admite que los hijos mantengan relaciones homosexuales...
-¿Esa tolerancia se debe al amor y el cariño que es lo que le falta a otras instituciones?
-En parte sí, lo que ocurre es que en España la familia es una institución muy importante, quizá por la precariedad de otras, como la política que se ve como algo muy sucio y se espera poco de ella.
-¿Verdaderamente es algo muy sucio?
-Así lo cree mucha gente. Yo pienso que hay mucho teatro, ayudado por los medios de comunicación, es una puesta en escena más para los periodistas que para los electores. Y los periodistas deciden si son buenos actores o no. Lo más feo es que es una política destructiva, se despreocupan del interés general por hundir al rival, lo que está favorecido por medios en los que predomina el ataque.
-¿Esta situación puede cambiar?
-Cambiará cuando la audiencia se harte y exija más calidad. Tenemos los políticos y los medios que nos merecemos porque es la que demanda la audiencia.
-Y volviendo al papel de la mujer, ¿Qué opina de las listas paritarias?
-Es un regalo patriarcal desde arriba, no es una conquista femenina, sino una concesión del poder masculino, algo que conviene para las elecciones y para parecer más actuales. Es un logro más aparente que real porque ellas suelen ocupar puestos secundarios.
-¿Cuál es el perfil del hombre y la mujer de hoy?
-Ella cree que el futuro es suyo, pero eso no es así porque la revolución femenina es una revolución no terminada, frustrada. Él piensa que está en retroceso, es apocalíptico y pesimista, pero todo esto es más bien un espejismo.
-¿No hemos cambiado tanto?
-El mundo actual se parece más al del pasado de lo que se cree, las mujeres son más libres, pero las decisiones importantes las toman ellos, como invadir Rusia, y ellas deciden las aparentemente importantes, como decorar la casa...