Cádiz C.F.

LA PREVIA DE MANOLO SANTANDER Despedida

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Todas las despedidas, cualquiera que sea su modelo, son dolorosas, van acompañadas de lágrimas. Si encima la despedida no es voluntaria, o sea, te despiden, te tienes que ir de un lugar a la fuerza, te echan, ya para que te cuento, el dolor dura más tiempo y las lágrimas brotan en cualquier momento, tan sólo con el recuerdo. Pero si para colmo el asunto atañe a un colectivo, la cosa se convierte en dramática, y si el colectivo es tan apasionado como es el cadista, se convierte en tragedia.

Cádiz lleva una semana tristona, apagada, la gente anda por la calle, cabizbaja, apenada. Incluso el tiempo, que ya empezaba a celebrar el verano, se ha puesto de un gris tristón, otoñal, como sabe que a los gaditanos nos influye tanto el cambio de estaciones no ha querido romper esta especie de luto de no oficial.

Al cruzarnos por la calle los saludos típicos de «¿quillo!, ¿qué pasa!, ¿ten cuidado!» Siempre con un tono humorístico, se han cambiado por un gesto de complicidad, de dolor compartido, como diciéndonos, qué le vamos a hacer. Pero nos resistimos a la derrota. Y casi nadie ha descolgado las banderas amarillas de sus balcones, la gente sigue saliendo a la calle con la camiseta del Cádiz, reivindicándose a si mismo y a la más mínima del tirón te dicen «¿el año que viene volvemos!».

Somos como esos padres que al ver que su hijo viene con unos cuantos suspensos lo quiere castigar, pero no puede, puede más el cariño que la metedura de pata, y aunque sepa que lo esta malcriando, es superior a él. Le perdona todo. Además, después de tres años subiendo escalones, la caída en seco ha dolido, pero era esperada. Pero también hay cierto puntito de cabreo. Y es con esa gente que ha culpado a la afición del fracaso, por no haber exigido más. ¿Valiente tontería! En todas las despedidas siempre sale el típico sabiondo diciendo «¿te lo dije!, ¿Yo lo sabía!»

Yo también tengo mi despedida particular. La de esta previa con la que he acompañado cada partido del Cádiz. Y aparte de aplacar este mono que tengo de escribir tonterías, me ha llenado, al ver como la gente de la calle, se reía, o le traía recuerdos de un Cádiz pasado, de personajes que aunque todos inventados, creían reconocerlos de comercios y lugares que también habían visitado aunque todos fueran ficticios. ¿Un puntazo! Pero también me ha quedado cierto puntito de cabreo, con aquellos a los que he molestado, y no me pidieran explicaciones personalmente, para así poder pedir perdón cara a cara, si fuera menester, que es como se hacen las cosas. Pero bueno, los echaré de menos.

Mucha desgana

Hoy la despedida es más amarga. Pues jugamos un partido contra el Málaga, partido que en otras épocas eran derbis a vida o muerte, y hoy una sosería. Porque no hay nada más tonto que un partido amistoso, y este lo es. La desgana hará que todos los males de los dos equipos se acentúen y no será un buen final, no. Los dos equipos comparten un mal recuerdo del último descenso, que fue en caída libre. Pues el Cádiz bajó directamente de Primera a Segunda y a Segunda B, pero aguantó en la cuerda floja. El Málaga, sin embargo, me da más pena. Pues, como la otra vez, ha bajado por vicios contraídos, y con presupuestos y futbolistas que no aguantaron la caída y lo pueden llevar a la desaparición ¿Ojalá no se repita!

Es jodida una despedida así, pero no hay otra, todo el mundo buscando un culpable cuando lo han sido todos, o ninguno. Todo el mundo recordando aquellos puntos perdidos de forma tan tonta, aquel linier tan famoso anulando un gol, aconsejado por un cámara, lo bien que jugamos en Madrid, lo cerca que estuvimos de semifinales de la Copa del Rey, la eliminación del Sevilla, el resurgir de Mortadelo con polémica por el mote, los desplazamientos masivos, los llenazos del Carranza, los gritos y abrazos cada vez que ganábamos, cada domingo una fiesta...al final, cuando recordemos esta temporada, nos acordaremos de más ratos buenos que malos, siempre pasa, y es lo mejor. Y ahora, a viajar a lugares diferentes, ir dos veces al mismo sitio es aburrido, y además en las ventas de carretera se come mejor que en las grandes ciudades, pensemos que el paso atrás ha sido para coger carrerilla y saltar más alto ¿animarse joé! Que lo bueno empieza ahora.

Yo, por ser el último partido, voy a ir al fútbol con todos los personajes que me han acompañado. El Chano, el Sandalio, el Curriqui, cadistas de los de antes que van al fútbol en su motocarro, el gallego del freidor, el chicuco de Santander, Pipi el palangana, que tiene que estar como loco con la UEFA, mi primo el Bético y su nuera la peruana, Agustina la maña que todo lo arregla a guantazos, mi amigo el Pupas del Atlético, que se ha llevado otro sofocón...

Todavía no hemos bajado y ya nos están echando todos de menos. Al fin de cuentas son ellos los que más pierden, pues nos pierden a nosotros.

Esta vez voy a ser más breve que de costumbre, pues no me gustan las despedidas largas y creo que con un adiós, vale. Así que, salud, cadismo, y en la Caleta os espero.