Habrá que confiar
Actualizado:El ex ministro, miembro de la plataforma Andaluces levantaos y catedrático de la Universidad de Sevilla Manuel Clavero, se está erigiendo ante la opinión pública andaluza y con absoluta independencia de su propia voluntad, en una especie de árbitro fiable y con la autoridad moral suficiente para que la ciudadanía andaluza se aproxime a la comprensión del nuevo Estatuto andaluz.
Lo que no es nada desdeñable para el paisanaje de esta tierra absolutamente confundido ante esa marea creciente de opiniones cruzadas y enfrentadas, legítimas todas ellas, naturalmente, de los cuatro grupos parlamentarios andaluces.
Porque si Mariano Rajoy afirma desde Madrid, aquí no lo diría, que lo de «la realidad nacional» andaluza es «un cachondeo», y al instante le replica con dureza el consejero de la Junta, Gaspar Zarrías, el personal se queda como estaba: sin aclararse. Rajoy y Zarrías representan intereses políticos tan concretos como antagónicos, aunque sí habría que recomendarle al líder del Partido Popular que se expresara en términos más respetuosos para el pueblo andaluz.
Entonces, en medio de la actual diatriba, aparece el profesor Manuel Clavero ayer por la mañana en la televisión autonómica andaluza y afirma que el modificado Estatuto de Carmona eleva el autogobierno andaluz y le resulta más completo que aquel. No obstante, lamenta el ex ministro de la UCD que en el texto reformado no se haya consagrado la prohibición de coincidencias electorales -generales y autonómicas andaluzas-.
Incontestable juicio el del ilustre profesor, nada sospechoso, por cierto, de estar al servicio de algún interés político partidario o de ser un rompe patrias.
Habrá que confiar, en cualquier caso, que en el tiempo que media aún hasta el próximo 23 de Mayo, fecha del debate de toma de consideración en el Congreso de la proposición de ley de la reforma andaluza, las neuronas de unos y unas, otros y otras (en el lenguaje políticamente correcto de estos tiempos), se hayan ido remansando y los espíritus estén más proclives a la grandeza que a la cicatería política. Sería una hermosa sorpresa para toda criatura bien pensante.