FOTO DE FAMILIA. Los integrantes de la expedición sevillista se fotografían con la Copa tras bajar del autobús. / AFP
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El Sevilla se da un baño de multitudes

El campeón de la UEFA ofreció el primer título europeo de su historia a la ciudad y sus aficionados tras un retraso de más de dos horas

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Al grito de ¿La copa ya está aquí!, el Sevilla F.C. recibió ayer un auténtico baño de multitudes al regresar a la ciudad después de ganar por goleada la Copa de la UEFA frente al Middlesbrough inglés. Desde primera hora de la tarde, miles de sevillanos celebraron el primer título europeo del club en sus 101 años de historia por puntos tan emblemáticos de la capital hispalense como la Giralda o el Ayuntamiento.

Tras un retraso de más de dos horas en el aeropuerto holandés, el equipo sevillista llegó alrededor de las 21.30 horas al aeropuerto, donde los campeones fueron recibidos por varios cientos de aficionados, algunos de los cuales aguardaron en el recinto el regreso de sus héroes después de llegar ellos mismos de Eindhoven. Casi sin pausa para recoger el equipaje, los jugadores salieron del avión por una escalerilla con banderas sevillistas y se subieron a un autobús descubierto, adornado para la ocasión con el lema Los sueños se cumplen, con el que recorrieron con la Copa de la UEFA los quince kilómetros que les separaban del centro de la localidad sevillana.

Numerosos seguidores se unieron al autobús en su recorrido, pese a las recomendaciones del presidente del club, José María del Nido, para que no se agolpasen en el aeropuerto de San Pablo y recibieran al equipo directamente en el estadio Sánchez Pizjuán, que abrió sus puertas a todo el público. Pero nadie quiso perderse la fiesta ni cómo los jugadores que alcanzaron la gloria en la final europea, vestidos de impoluto traje oscuro, se acercaron hasta la Catedral de Sevilla -donde horas antes se habían producido algunas de las celebraciones- para ofrecer el trofeo a la patrona de la ciudad, la Virgen de los Reyes, y rezar la Salve.

Una muchedumbre de sevillanos enfundados en camisetas rojas y blancas y con la bandera del centenario, siguió todo el periplo del equipo por el centro de la ciudad, donde les aguardaban desde cinco horas antes sin dejar de corear el himno del club y al grito de ¿Campeones, campeones! Muchos hacían cábalas sobre una posible victoria en la Supercopa de Europa -que les enfrentará en agosto al ganador de la Champions- e incluso se veían campeones de la próxima Liga.

Fin de fiesta

Tras la ofrenda religiosa, tocaba visitar a pie a las autoridades civiles en el Ayuntamiento hispalense. Al contrario que los aficionados béticos -presentes en muchos de los cánticos sevillistas-, que suelen tomar la Plaza Nueva, el club de Nervión escogió el otro flanco y celebró el triunfo desde las ventanas que dan a la Plaza de San Francisco. Ni el fuerte calor hizo mella en los aficionados, que colapsaron los alrededores desde media tarde y que, ya casi sin voz a causa de la larga noche de fiesta del día anterior, no cesaban de recitar los nombres de sus ídolos. «Es lo que nos merecíamos después de tantos años sufriendo», decía un joven.

Aún aguardaba lo mejor de la noche. De nuevo en el autobús, la comitiva se desplazó hasta el estadio del Sevilla , que se quedó pequeño para recibir a la afición. Los jugadores realizaron varias vueltas de honor por el campo, al ritmo del himno interpretado en directo por el cantante Javier Labandón, El Arrebato, brindando la Copa a sus seguidores en medio de un espectáculo de luces y fuegos artificiales.

En cualquier caso, los jugadores del Sevilla deberán intentar aislarse de las fiestas a partir de hoy para preparar el partido de mañana ante el Barcelona, donde intentarán apurar de acceder a la Liga de Campeones para la próxima temporada. Sería el colofón ideal a un año en el que todo les está saliendo a pedir de boca.