LA COLUMNA

«Queda usted detenido»

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«Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no era comunista así que no hablé. Después vinieron por los socialistas y los gremialistas, pero yo no era lo uno ni lo otro así que no hablé. Después vinieron a por los judíos, pero yo no era judío así que no hablé. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Y cuando vinieron a por mí ya no quedaba nadie que alzara la voz para defenderme». Todo el mundo atribuye esta frase a Bertold Brecht, pero la dijo Martin Niemöller, figura emblemática de la resistencia alemana al Tercer Reich respondiendo a una pregunta de un estudiante acerca de por qué nadie se enfrentó a los nazis. Una copia del texto, según el testimonio de la esposa de Niemöller, Sibylle Sarah von Sell, se encuentra en la biblioteca del Congreso de Estados Unidos.

Lo importante, sin embargo, no es la paternidad de la cita sino el aviso que lanza sobre la necesidad de alzar la voz a tiempo para evitar los excesos de quienes tienen el poder, o se lo arrogan, a la hora de detener a ciudadanos. Por eso es conveniente recordarla hoy, justamente el día en que se hacen públicas tres noticias que afectan a la violación de las libertades públicas. La primera es el nombramiento por el presidente Bush del polémico general Michael Hayden como segundo responsable de la inteligencia estadounidense, un hombre que defiende el espionaje de las comunicaciones por teléfono, fax y correo electrónico de residentes en Estados Unidos sin mandato judicial. La segunda es la dimisión del delegado del Gobierno en Madrid por la detención ilegal de dos militantes del PP por parte de tres policías y un inspector jefe. La tercera es la puesta en libertad con cargos de los cuatro vigilantes de seguridad de la estación de Atocha involucrados en la muerte de un joven al que detuvieron en una actuación que los testigos presenciales calificaron de muy violenta. Hay que recordarlo antes de que los neototalitarios vengan por nosotros.