Tony Blair promete ceder el liderazgo a Gordon Brown de manera ordenada y estable
El primer ministro británico se niega a fijar una fecha ahora porque considera que propiciaría el colapso del Gobierno
Actualizado:El primer ministro británico, Tony Blair, aclaró ayer que dejará su puesto con tiempo suficiente para el lanzamiento de su sustituto, que debe ser Gordon Brown, y que no sería bueno fijar ahora una fecha para la transición. Anoche, Blair intentó convencer de ese plan a los parlamentarios de su partido, cuya mitad, según un sondeo de la BBC, quiere que el líder establezca un calendario corto para su marcha.
Esas reuniones del grupo parlamentario -que uno de los rebeldes, Frank Dobson, ha descrito como «parecidas al juicio de Nüremberg pero sin pasos de la oca»- son periódicas, pero en este caso, mostrarán, a puerta cerrada, si el Gobierno laborista está dispuesto a la autoinmolación o es capaz de superar la actual división interna.
Antes de entrar en la reunión, el primer ministro había enviado un mensaje algo más nítido que en el pasado sobre cómo contempla la transición. Advirtió que en el bando de sus críticos hay parlamentarios a los que en realidad no les preocupa el cambio más que para abortar el programa reformista del Nuevo Laborismo y regresar a las viejas versiones de la izquierda británica, pero reconoció que también existe una demanda de claridad.
«Hay algunos que genuinamente desean que yo cumpla mi promesa de asegurar una transición estable y ordenada. La repito y la cumpliré con el tiempo que claramente necesitará mi sucesor para establecerse», dijo Blair. Más tarde aseguró que no existe en su mente otro candidato que Gordon Brown para cumplir ese papel de sucesor, porque -añadió Blair- su ministro de Hacienda es un neolaborista convencido y proseguirá su agenda.
Neolaborismo
El líder que ha dominado la política británica durante la última década hizo una defensa de su visión basada en las elecciones municipales del pasado jueves, cuyo desenlace precipitó precisamente la crisis latente sobre su sucesión. En primer lugar, los resultados no son tan malos, según Blair. Con el mismo porcentaje de votos en las elecciones municipales precedentes, él ganó las generales de 2005. Además, aseveró Blair, el laborismo no ha perdido votos en sus bastiones tradicionales, sino en Londres y en el sudeste. Se le ha escapado el apoyo neolaborista.
Blair tiene un nuevo Gobierno y el despeje de la crisis delineado de nuevo: habrá transición y Brown será el sustituto, pero fijar una fecha ahora sería facilitar el colapso del Gobierno, porque todo el mundo quedaría enmarañado en el debate sobre la sucesión. Ayer intentaba convencer a la mayoría del grupo parlamentario, que da señales en los últimos meses de estar tan dividido y enconado que la cosa quizá no tenga remedio. Y es que, si todo es tan simple, ¿por qué está enfadado Brown?