Otegi reconoce que fue un «error evidente» menospreciar el dolor de las víctimas de ETA
El líder de Batasuna admite que la izquierda 'abertzale' hizo mal «al dar a entender que el sufrimiento de los otros daba igual y que el fin lo justificaba todo» El PSOE cree que las palabras del dirigente radical denotan un «arrepentimiento»
Actualizado:Arnaldo Otegi entonó ayer un cierto mea culpa por la actitud de Batasuna hacia las víctimas del terrorismo, de la que aseguró que no se ha entendido porque no supo explicarse bien. En una entrevista publicada ayer por el diario Avui, el dirigente abertzale afirma que la izquierda independentista vasca hizo mal al «dar a entender que el sufrimiento de los otros daba igual y que el fin lo justificaba todo». «Fue -subraya- un error evidente».
El PSOE cree que las palabras del dirigente de Batasuna denotan un «arrepentimiento» respecto con su forma de actuar. El secretario de Organización del partido, José Blanco, reclamó, no obstante, a todo el entorno abertzale que «siga por ese camino», condene la violencia y diga a ETA que el fin anunciado debe ser definitivo. «Me parecen bien los procesos de arrepentimiento», dijo Blanco en la rueda de prensa posterior a la Comisión Ejecutiva Federal.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, también hizo ayer una estimación positiva de las declaraciones del líder abertzale, según declaró el secretario general del PSE, Patxi López, tras celebrar una reunión con el jefe del Ejecutivo.
El incipiente ejercicio de autocrítica viene acompañado de una confesión sobre los efectos que han tenido en su entorno los últimos cinco años de conversaciones secretas con el PSE: «Hemos aprendido que nadie tiene la razón absoluta y que hay quien ve las cosas de manera diferente a como lo hacemos nosotros».
Todo es posible
Un mes y medio después de que ETA anunciara el alto el fuego permanente, Otegi advierte de que el «conflicto» no se solucionará sin el reconocimiento del derecho a la autodeterminación y si el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hace de su negación una cuestión de principios. En cualquier caso, se muestra confiado en que esa posición no sea real porque, a su juicio, resulta insostenible. «Se nos ha dicho -justifica- que en democracia todo es posible».
Una segunda derivada lleva al dirigente independentista a definir hasta dónde llegarían sus reivindicaciones territoriales. En este sentido, asevera que los suyos han hecho algo mal: han llevado a Navarra a creer que se pretende su anexión. No abunda más en esta cuestión. Pero al hablar de la negociación sobre territorios sólo se refiere a «Euskadi norte», es decir, al País Vasco francés y la negociación con París, que según dice ha adoptado una «posición falsa» al asumir el «conflicto» como algo ajeno.
«Ya hay una mayoría institucional que defiende la creación de un departamento vasco, la oficialización del euskera y la repatriación de los presos; por tanto, el Estado francés también tiene un problema político», subraya.
Otegi habla además en la entrevista de la negociación del Estatuto catalán y de su confianza en el presidente del Gobierno. Así, señala que Rodríguez Zapatero «ha relativizado el término nación y tiene un sentido de la izquierda republicana desconocido por Felipe González». A eso, dice, apelará su formación.
Autogobierno
En cuanto a la negociación de un nuevo marco de autogobierno, avisa de que no se plantea el pacto con las Cortes Generales, sino la aplicación de lo que se acuerde en el País Vasco. De la experiencia catalana dice haber aprendido que la «movilización popular no se puede hacer al final del proceso» y que a la hora de pactar no se puede caer en dinámicas bilaterales «porque el Estado compra al precio más bajo».
Otegi señala que su organización no se plantea registrar un nuevo partido con distintas siglas. «Que no seamos legales no es nuestro problema; que nos legalicen -reclama-; si no, se puede dar la paradoja de que el Gobierno español pueda hablar con una organización que practica la lucha armada y no con una organización política que no la practica, pero tampoco la condena».