PREOCUPACIÓN. Los agricultores en una de las naves que ha sido robadas. / M . A.
EL PUERTO

Los 'policías del campo' se ponen en marcha

Cansados de los robos, los agricultores patrullan en grupos sus cultivos e intentan ahuyentar a los delincuentes

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«Nos están robando nuestro pan, nuestro trabajo, queremos que nos ayuden». Los agricultores del extrarradio de El Puerto ya no encuentran la forma de explicar lo que les está ocurriendo. La falta de policías en el municipio les ha dejado «totalmente abandonados y desprotegidos» ante los numerosos robos de maquinarias, gasoil y cultivos que están padeciendo casi a diario. Por ello, y como ya adelantaron hace unos meses que harían ya se han puesto manos a la obra y han decidido ser ellos mismos quienes patrullen de noche sus caminos para evitar las «graves» pérdidas económicas que están padeciendo.

Sobre las diez de la noche se citan en algún punto. Allí, dependiendo del número que sean (de diez hasta cuarenta) se reparten en distintos todoterrenos y se separan en grupos de tres para vigilar las diferentes áreas rurales: la Noroeste por los alrededores de la Base Naval, las viñas de la carretera Rota-Sanlúcar y la vía del canal hacia el Casino.

Varas y linternas

Salen armados con las varas que tienen para conducir el ganado y hacer sus labores de campo. «Es para defendernos porque nunca sabemos lo que nos podemos encontrar», afirman.

Solo dar un paseo por los caminos sirve para darse cuenta del vasto territorio que tienen que tener vigilado. «Esto es como un rompecabezas. Nos vemos indefensos», lamentan. Lo que antes se producía en verano o alguna vez al mes, ahora es habitual. Justamente, este fin de semana ha sido bastante movido. El viernes los ladrones robaron en la finca Barranco y el sábado lo hicieron en la venta El Cepo, rompiendo una de sus ventanas. «En Villa Arana robaron hace unos días por valor de más de 6.000 euros», cuenta José Manrique, otro de los afectados.

Cuando llega la época de riego y los materiales de cultivo se reparten por las diferentes fincas aumentan las sustracciones. Los ladrones acuden con coches, pequeños camiones e incluso motos y arramplan con lo que pueden: tubos de regadío, motores, baterías, gasoil, aspersores. «Se han llevado hasta patatas que no estaban ni maduras».

También los animales son objeto de deseo de estos amigos de lo ajeno. Las gallinas, pavos reales y palomos son víctimas de los delincuentes que pasan la noche en los campos. Según explican, el problema no esta sólo en el robo en sí, sino que la pérdida de los materiales para la labranza, que les hace temer por la conservación de sus cultivos. «Me han llegado a quitar hasta sacos de estiércol y abono», comenta otro agricultor. La falta de los elementos para regar por ejemplo hace que sus campos se puedan resentir hasta que los reponen.

Como recuerda Morales, en el año 95 había unos 34 guardias civiles vigilando el municipio. En la actualidad, hay unos catorce. Además, desde hace más de cinco años, las competencias de la vigilancia rural pasaron de la Benemérita a la Policía Nacional. «Les llamamos, pero no pueden venir. Sólo hay un coche y aunque venga no puede hacer mucho».

Los agricultores reclaman «seguridad». «Nuestras mujeres tienen miedo de que nos pase algún día algo. Así no podemos estar y pedimos que, como trabajadores honrados que somos, el Gobierno central o la Junta de Andalucía nos den tranquilidad a nosotros y a nuestras familias».

Además, el colectivo teme la llegada de Puerto III: «Ya que vamos a tener tres cárceles, nos tendrían que compensar de alguna forma». Para los agricultores la situación es «insostenible». Por ello piden una medida «urgente» que les aparte de una labor que no es precisamente la suya.