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del libro con inéditos de juan ramón jiménez

Cuatro de los poemas incluidos en "Ellos"

EFE | MADRID
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El poeta Juan Ramón Jiménez perpetúa en "Ellos" la memoria de los suyos, principalmente de sus familiares, de su madre Pura y su hermano Eustaquio, y también la de algunos amigos, sus "afinidades elegidas". Los pensamientos finales del poeta fueron para su madre, como recuerda José Antonio Expótiso, el editor de "Ellos", que cita al profesor Gullón. "Antes de morir llamó varias veces a su madre. Fueron sus últimas palabras".

A continuación se reproducen algunos poemas de "Ellos" -a los que ha tenido acceso EFE-, el libro que publicará Linteo a finales de mayo, y en los que Juan Ramón Jiménez muestra la veneración hacia su madre y da prueba de los remordimientos, y arrepentimientos del poeta por los errores y por el dolor que hubiera podido causar a su familia, en especial en su adolescencia:

"¡Ay, qué tarde,

madre, hermano, aprendí

a ser hermano, hijo;

cuando las puras flores frescas de Moguer

no dicen ya su nada alegre

a los aires del alba"!.

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No, no pido por ella,

que se ha ido.

Pero, al alzar mi alma cada día,

dejo, al llegar su nombre, un hueco

adonde sube el corazón

Y el corazón lo llena todo,

sin hablar nada, sin saber qué hacer,

igual que un alma llena un cuerpo,

como llenaba su alma el cuerpo triste,

caído hoy.

Y así la hora es suya,

con mi corazón todo de ella en ese instante,

y me parece que mi sentimiento

(libre del pensamiento,

en un no querer saber nada de lo cierto),

la levanta de nuevo (¿dónde?

¡qué importa!)

sonriente y eterna".

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MADRE

"¿Todo acabado, todo,

el mirar, la sonrisa;

todo, hasta lo más leve

de lo más grande?

¡No, yo sé, madre mía,

que tú, nada inmortal, un día eterno,

seguirás sonriéndome, mirándome

a mí, nada infinita!"

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ESTRELLA MADRE

"Tu estás ahí sola y hermosa, madre,

como una estrella baja en la colina.

Yo estoy aquí oscuro, desvelado

con lo despierto de tu luz blanquísima".

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