Alumnos de mochila y avión
Paulino es un joven gaditano que estudia con una beca Erasmus en Alemania que lamenta que «todos los gastos» tengan que pagarlos sus padres
Actualizado:Juergas sin fin, noches de borrachera y sexo desenfrenado son los primeros conceptos que se asocian a la palabra Erasmus. Sin embargo, y por desgracia para los que han salido de Cádiz buscando la alegría y el jolgorio, la realidad es bien distinta. «Sólo hay que darse cuenta de que el precio del alcohol aquí está disparatado, que hay que aprender el idioma y hay que aprobar las materias», confesaba Paulino Freire, alumno de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Cádiz que se encuentra estudiando una beca Erasmus en Alemania.
«¿Me estás preguntando en serio que si con lo que me han dado de beca Erasmus me llega a fin de mes?», preguntaba entre irónico y sorprendido Paulino. «De beca me han dado 480 euros para los seis primeros meses y voy a estar nueve meses aquí en Dortmund», relataba este joven estudiante, que descubrió que a Cádiz la conocen por el fútbol. «Sobre todo los turcos, que son dados a las apuestas deportivas», añade. En lo que respecta a España en general, los tópicos no han cambiado con los años: «Lo que más interesa es el flamenco, la playa y los toros». Eso sí, Paulino replica que de los alemanes también «nosotros pensamos que son gorditos, rubios y comedores de salchichas».
A pesar de que Alemania es uno de los destinos que más atrae a los españoles, aún está lejos de la petición que cosechan las universidades británicas. La responsable de la Oficina de Relaciones Internacionales de la Universidad de Cádiz, Laura Howard, explica que desde hace muchos años, a pesar de que se ha disparado la demanda de jóvenes que quieren ir a Gran Bretaña o Irlanda, «no se incrementa el número de plazas, y siempre se quedan fuera muchos». El año pasado 500 alumnos de la Universidad de Cádiz partieron al extranjero, por 477 que entraron provenientes de países europeos.
Sobrevivir
Parece evidente que en Alemania Paulino no puede sobrevivir durante nueve meses con 480 euros. «Puedes reclamar más dinero, pero tardan tres meses en responderte; lógicamente casi todos optamos por no esperar y nos conformamos», expone. «La beca no debe llamarse Erasmus, sino papá y mamá, que son los que acaban por pagarlo todo -narra Paulino Freire-, entre todos los gastos al final les salgo por unos 520 euros al mes».
Pero la economía no es el único problema con el que debe enfrentarse. El idioma es una barrera que cuesta flanquear, sobre todo cuando la lengua guarda tan poca relación con el español. «He tardado aproximadamente tres meses en poder defenderme», recuerda, «llegué en septiembre y ahora es cuando me estoy empezando a sentir cómodo». A esto se le añade el problema de la cortesía germana: «Si comprueban que no hablas bien alemán empiezan a hablarte en inglés, tanto tus amigos como sus allegados; al final estás en un círculo y no progresas».
Desde que llegó a la tierra teutónica, Paulino sólo ha ido a Cádiz en una ocasión, en Navidad y, lamenta, «no creo que vuelva hasta el verano». De su ciudad echa de menos, como diría un concursante de Operación Triunfo se tratara, «a mi familia y a mis amigos». También añora, como versaría Alberti, el mar. «En Cádiz vivía al lado de Santa María del Mar y aquí en medio de una montaña».
Pero no se arrepiente, «porque yo sabía a lo que venía». El viaje también le reporta muchas satisfacciones como cuando, en pleno corazón de Colonia «nos encontramos con una chica de Benalup».