Sueños rotos en un viaje a Segunda
La expedición cadista no pudo celebrar en el Coliseum Alfonso Pérez una victoria que pudo haber acercado la permanencia tras acariciar el sueño hasta el minuto 20 de la segunda parte
Actualizado: GuardarTodo prometía ser fiesta. A eso de las once de la noche del pasado sábado, la marea amarilla eclipsada por la noche gaditana se congregaba en la puerta del estadio Carranza. El clima, pese a la agónica situación del equipo, era festivo y sonaba a fiesta. La euforia brillaba por encima de todo. Más aún después de la victoria del Barcelona ante el Espanyol que allanaba un poquito el milagro de los de Espárrago. Comentarios optimistas lideraban las conversaciones entre los cadistas que afrontaban los más de 600 kilómetros hacia Getafe con el equipaje lleno de ilusión. Los autobuses arrancaban al grito de «Sí, sí, sí, sí Lo vamos a conseguir».
Algunos autobuses retrasaron su salida debido al recuento de los aficionados. Y es que a nadie se le podía quedar en tierra por unos minutos de retraso en un partido tan importante. Durante el trayecto de ida, los cánticos no cesaron ni un momento.
Sobre las ocho de la mañana se llegó a Getafe. Como era lógico, las calles estaban vacías y la marea amarilla comenzaba a dar la nota de color en la localidad madrileña. Poco a poco, los aficionados se fueron haciendo con las calles de Getafe. Los vecinos próximos al desembarco cadista pudieron oir las voces y los cánticos de una afición que acababa de tomar tierra. La expedición cadista se fue disgregando debido a la alternancia con la que los autobuses llegaban a Getafe.
Unos, decidieron llegarse al hotel donde el Cádiz estaba descansando para transmitir todo el apoyo al equipo. Otros, eligieron hacer acampada en un parque después del duro viaje.
Ya en el partido, los cadistas tuvieron que sufrir la ingratitud de la mayoría del estadio madrileño que enviaban mensajes de A Segunda, a segunda.
Antes del encuentro, también se pudo ver la presencia de aficionados al Rayo Vallecano (hermanados con los cadistas) que animaron al conjunto cadista.
Durante el partido se rozó la gloria. De hecho, los goles de Osasuna y Zaragoza se cantaron como propios mientras el Cádiz dominaba en el marcador. Pero hasta que llegó el fatídico minuto 20 de la segunda parte donde la desolación pasó a cobrarse muchos de los ánimos de los aficionados. Aún así, el fondo cadista siguió animando hasta que consumado el descenso recibieron las camisetas de un equipo que acababa de darlo todo por no bajar.