«La televisión es un invento maravilloso que se ha encanallado con el tiempo»
El actor andaluz tiene dos películas en cartelera y participa en la serie de Antena 3 'Los hombres de Paco'
Actualizado: GuardarJuan Diego tiene dos películas en cartelera, tres filmes pendientes de estreno -El camino de los ingleses, Vete de mí y Fuerte Apache- y una serie en antena -Los hombres de Paco-. «Esta profesión es así. Nunca sabes por qué te dejan de llamar. Yo también he estado fuera y ahora, aunque somos muchos los actores de mi edad, pues me está tocando a mí. En estos momentos coinciden dos largometrajes y la producción de televisión, pero el año pasado no hice nada», declara el veterano, camaleónico y comprometido intérprete sevillano, que espera y desea que al público «le llegue con humildad» el que encadene un trabajo con otro.
-La tan propagada crisis del cine español no parece afectarle porque está en la gran pantalla por partida doble con 'Remake', de Roger Gual, con el que ya trabajó en la célebre 'Smoking room, y 'El triunfo', de Mireia Ros, donde va vida a un ex legionario, al jefe de un barrio marginal barcelonés, Gandhi. Por estos dos trabajos fue reconocido como el mejor actor en el último Festival de Málaga.
-Eso de ser el mejor actor... Estoy contento con lo que he hecho. Me gusta mucho Gandhi, un tipo hecho a si mismo que es capaz de la máxima violencia y al mismo tiempo sufre por su incapacidad para ser amado. El se siente el padre del barrio, el padrino, y cuando le tocan el gorro de la legión...
-Echa mano de sus silencios.
-Sí. La directora, Mireia Ros, siempre me decía que más que el texto había que trabajar los silencios, las miradas. El triunfo es una historia entrañable sobre un segmento de la sociedad que tiene mucho potencial cinematográfico pero, curiosamente, no salen mucho en el cine por su marginalidad. Esta película recupera historias muy nuestras porque así éramos hace veinticinco años.
-Estamos acostumbrados a que las historias de mafias y bandas vengan de fuera.
-Pues también están aquí y se han agudizado. El triunfo habla de sueños rotos, sueños que en la actualidad son de quita y pon, y cuenta de donde venimos.
-Le está cogiendo gusto al poder porque en televisión también está al mando de 'Los hombres de Paco'.
-Esta serie está muy bien. Es canalla, puntera, muy rompedora y me divierte mucho porque se ríe de la autoridad. Me atrajo mucho porque es una comedia surrealista.
-Tenía complicado elegir un proyecto en televisión después de haber bordado el papel de Francisco Holgado en 'Padre coraje'.
-Es estupendo que en televisión aparezcan series como Padre coraje, un trabajo que golpeó a la gente y que en lugar de ser visto por 20.000 personas en el cine, pues convocó a cinco millones, un impacto terrible.
-¿Qué opina de la pequeña pantalla?
-Es un invento maravilloso que se ha encanallado con el tiempo, tanto en informativos como en el campo del entretenimiento.
Sin preferencias
-¿Piensa seguir apareciendo en el medio?
-Esta previsto grabar once capítulos más de Los hombres... En principio estaré hasta julio.
-Se dice que en estos momentos el mejor cine está en la televisión.
-No tengo preferencias. Hago lo que me cae.
-No hay personaje que se le resista, lo mismo se mete en la piel de San Juan de la Cruz que encarna a Franco o al señorito sin escrúpulos de 'Los santos inocentes'. Bardem y Banderas se arrodillan ante usted porque le consideran el mejor.
-Es que son dos cachondos. No soy el mejor, sí el más enrollado. Soy muy colega y siempre intento pasarlo bien, divertirme trabajando.
-Profesionalmente, ¿ha tenido la vida que merece?
-Llevo muchos años llamándome Guadiana, Juan Diego Guadiana. No se sabe por qué apareces y desapareces. Creo que no obedece a nada, es una cuestión de suerte, de que te toque o no. El año pasado no hice nada, éste sí y el que viene, pues me tocará estar de brazos cruzados.
-¿Cómo lleva lo de trabajar con jóvenes?
-Muy bien, son maravillosos y muy completos porque han nacido con la imagen. Son cojonudos. A mi se me acercan con respeto y cariño, yo juego mucho con ellos, les pongo trampas. Me enseñan muchas cosas.