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Editorial

La «traición» de Esquerra

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Esquerra Republicana de Catalunya consumó ayer la «traición» -el término ha sido utilizado por el PSC- a sus socios del «tripartito» con la ratificación por el Consell Nacional de la decisión de votar «no» al nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña en el referéndum del 18 de junio. El propio ministro Montilla abandonó ayer su proverbial moderación para denunciar con extrema dureza «las contradicciones y la inmadurez» que ha demostrado su socio republicano en la Generalitat al ceder a la presión de las bases que han conseguido que la dirección haya derivado desde la inicial postura del voto nulo a la mucho más expresiva y políticamente comprometedora del voto en contra.

El cambio de postura de ERC, que deja en evidencia a todos sus portavoces que defendieron días pasados la coherencia del voto nulo como método «preferente» de expresar la disconformidad con los recortes experimentados por el texto estatutario finamente aprobado por el Parlamento español, tiene dos elementos sumamente relevantes: de un lado, implica una contradicción insostenible en el seno del «tripartito» dado que la confrontación entre el «sí» y el «no» ya no podrá atribuirse a matices estratégicos. Y, de otro lado, la mudanza revela ciertamente la inmadurez de ERC, un partido con vocación de marginalidad y de radicalismo que no sabe comportarse cuando recibe la responsabilidad de gobernar. El carácter asambleario de la organización de ERC, en que las decisiones se toman colectivamente y a mano alzada, es propio de un partido antisistema, no de una fuerza sólida y madura con la que se pueda llegar a acuerdos solventes.

Así las cosas, la continuidad de la legislatura catalana parece imposible. Sectores de la propia Esquerra y de ICV ya han pedido expresamente elecciones anticipadas y el PSC, cuya Ejecutiva se reunirá mañana en sesión extraordinaria, no las descarta, aunque Montilla volvía ayer a relativizar su necesidad.

Las elecciones anticipadas parecen, en estas circunstancias, inevitables, tanto por el naufragio irremisible de la actual coalición de Gobierno cuanto por unas discrepancias que se harán además mayores a medida que avance la campaña previa al referéndum. Esquerra, por su parte, ya ha anunciado que en la propaganda del «no» utilizará un vídeo de Alfonso Guerra en que el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso alardea de haber «cepillado» el Estatut. Estamos, pues, al borde de una crisis que, si no se gestiona con habilidad, podría influir muy negativamente en los resultados de una consulta de la que depende la solidez política del nuevo y polémico Estatuto de Cataluña.