El ciclista australiano del equipo Lotto-Davitamon Robbie McEwen celebra su triunfo en el podio con su hijo en brazos. /EFE
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McEwen se impone al sprint en Charleroi y Savolvelli conserva la maglia rosa

Los esprinters tendrán otra oportunidad en la tercera etapa, la que unirá las localidad de Perwez y Namor

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El ciclista australiano Robbie McEwen (Davitamon) ganó su primer envite al italiano Alessandro Petacchi (Milram) al imponer su fuerza y astucia en la llegada masiva de la segunda etapa del Giro de Italia que sigue con el también italiano y vencedor de la pasada edición Paolo Savoldelli como líder.

Un esprint de mucha fuerza al que Petacchi llegó bien colocado, pero le faltó chispa en el metro final y McEwen, que había aguantado desde muy lejos el fuerte ritmo que impusieron los compañeros de Petacchi, que quizás lo soltaran muy pronto. Un error que aprovechó McEwen.

Una victoria que no es ninguna sorpresa, pues el australiano es uno de los habituales en las llegadas masiva. Demostró ser el más fuerte al llevarse el triunfo, pero sus más directos rivales también, ya que llegaba el alemán Olaf Pollack, el campeón del mundo Paolo Bettini y Petacchi.

Fueron los protagonistas en el tramo final de los 197 kilómetros de la etapa entre Mons y Charleroi en los que McEwen invirtió 4 horas, 51 minutos y 40 segundos, pero con anterioridad la nota del día fue para el español Albizuri (Euskaltel), los franceses Labbe (Bouygues), Delage (Francaise des Jeux) y el italiano Misaglia (Selle Italia) al protagonizar una fuga de 162 kilómetros, del 23 al 185.

La segunda etapa sirvió para rendir homenaje a los 262 mineros que fallecieron hace cincuenta años en una mina de Bois Cazier, una pedanía de Charleroi. La tragedia ocurrió el 8 de agosto de 1956. Una montaña de carbón enterraba a todos los trabajadores, a los 262 de los que 136 eran italianos, 95 belgas y el resto eran de doce países diferentes. Las labores de rescate duraron 17 días.

Los esprinters tendrán otra oportunidad en la tercera etapa, la que unirá las localidad de Perwez y Namor, de 202 kilómetros. La etapa tendrá los muros catalogados de tercera de Silenrieux y el D'Ahim con rampas que llegan hasta el once por ciento en los dos kilómetros de ascensión, altos que no deben ser obstáculo para los esprinters al estar muy lejos de la línea de meta.