Poesía
Actualizado: GuardarComo de pellejo, se cambia de alma. Soñadora era un alma que tenía; pero se muda de vida, y llega un momento en que no se devuelve al armario, va a parar a una caja de cartón que termina convirtiéndose en un objeto rotulado arrinconado ignorado que nos aligera el equipaje y aproxima a los hijos de la mar en que se retrató Machado.
Me pasó el otro día que, por un quítame allá esos polvos de la maruja que llevo dentro, desplacé indiferente con el pie una de esas cajas de cartón y apareció su nombre. Yo la había rotulado «Poesía». La había bautizado en la ceremonia de la no-memoria, pensé; pensando que sería un momento la abrí. Aparecieron ante mí las calles grises de Europa, las sirenas del miedo de Brecht, y no por B, también estaba Alberti, y Alexandre, si no por el formato de Alianza que encajaba en el espacio último de la caja. Y a punto de cerrarla vi el lomo de Hiperión... «Con el recuerdo del maravilloso Cádiz», dedicado por Gabriel como en tiempos de amistad sepia, me apuntaba su domicilio, teléfono y corazón. Empecé a leer, «Cuando ya nada se espera personalmente exaltante...» Y de Celaya, sería un momento, viajé al invierno de París con Cesar Vallejo, triste-dulce, Trilce, «Me moriré en París con aguacero...» Sería un momento el trasero se me empezó a quedar frío (París era una rima) contra el suelo cuando «En una mula de casa/ camino del Cerro Añejo/ recuerdo cómo cantaba/ Manolo el Cojo...» Entonces conocí el Café Gijón, con Antonio Hernández a quien visité en su decimosegundo piso de Madrid sin entender que pudiera vivir allí, a la misma altura de su peña arcense, sin Guadalete, sin luz. Sería un momento Rimbaud De Ory Cesaire debió escurrirse el sol por La Caleta, el iris no ensanchaba más; Crepusculario... (acudí a la luz eléctrica) Isla Negra nunca será más hermosa que como yo la imagino. Y mientras idealizaba en Neruda me llegó del natural Cernuda... Aquí habita el olvido, donde guardo rota la Antología rota de León Felipe y llenas sus páginas Marinero en tierra de garabatos que hizo mi hijo con corta edad. Advertí que jamás fue más hermoso «El mar, la mar...» Entumecidas las piernas, sería un momento creo se me hizo tarde para nada y en algún momento del momento fastidié el borrador de la renta 2005 añadiéndole el reintegro de un soneto, cuando nada esperaba personalmente exaltante (...años que no leía poesía).