«En el 2050 habrá cien millones de hispanohablantes en EE UU»
El periodista y poeta que sustituyó a Jon Juaristi recibió ayer el premio Agustín Merello de Comunicación en la sede de la Asociación de la Prensa
Actualizado: GuardarProfesor, poeta y periodista, César Antonio Molina (A Coruña, 1952) imprime serenidad a sus palabras. Con el semblante templado del que piensa lo que dice antes de decir lo que piensa, se sabe cabalgando sobre una de las iniciativas con más responsabilidad: decirle al planeta quiénes son los hispanos. El director de la red gigante del Instituto Cervantes acudió ayer a Cádiz para recoger el Premio Agustín Merello de Comunicación y sumarse a una lista de gala en la que le preceden figuras como Antonio Burgos, Iñaki Gabilondo o Luis del Olmo.
-Recientemente ha dicho que los medios le damos un tratamiento catastrófico a la cultura. ¿Tan mal están las cosas?
-Solamente lo dije de los medios audiovisuales. Mientras la prensa escrita da mucho espacio a la cultura, con grandes suplementos, de los mejores de Europa y del mundo, en los medios audiovisuales la cultura está desterrada excepto algo en la televisión pública. En el resto, ni la más mínima referencia a la cultura, que debe ser algo diario y cotidiano. Tenemos el derecho de ser informados al igual que sobre deporte o economía. Es uno de los grandes males, además de otros programas que rozan el atentado a la deontología que estudiamos en las facultades de Comunicación.
-Los índices de lectura crecen en España. ¿Cuál cree usted que es la brecha entre lo que se lee y lo que de verdad se lee?
-Ha aumentado sobre todo las ventas de los libros, además de la lectura. Lo que ocurre es que, además de leer, hay que saber leer y saber lo que se lee. Y saber lo que dicen las palabras, y saber interpretar. Aunque los índices de lectura son muy grandes y se ha trabajado mucho por la difusión de la lectura.
-¿Cómo se aprende a eso?
- La lectura es un acto más de la vida, diría que como afeitarse, ducharse o ponerse la ropa. Un acto cotidiano que tiene que aprenderse desde la infancia. Debe ser algo habitual en la familia. Su ejemplo es fundamental. El ejemplo de los padres se transmite a la siguiente generación. Por otra parta, en la escuela, colegio, bachillerato, universidad, donde se debería enseñar cómo hay que leer y qué se debe elegir según los gustos, el momento y la personalidad de cada cual.
-¿Conseguir que la gente sepa leer es el nuevo reto?
-Saber lo que se lee. Porque no todas las lecturas son buenas. Hay buenas y malas. Considero que la lectura no tiene porqué ser una diversión. Sí que tiene que ser conocimiento de la persona y formación. ¿Que hay infinidad de libros que divierten y entretienen? Bien, pero esa no es su función esencial. Un libro verdadero parece algo aburrido y la televisión divertida. Es absurdo y erróneo. Uno nos da el tiempo del saber y el conocimiento y el otro nos hace perder ese tiempo, que es lo más escaso.
-Libros verdaderos. ¿Hay alguno que no lo sea? ¿Hay libros dañino?
-En la industria del libro, como en todas, hay cosas interesantes y cosas que no. Afortunadamente, cualquier libro, incluso los malos, tiene algo bueno. No es dañino en absoluto. Pero la verdadera cultura surge de los libros a través de los que entendemos el mundo. No tenemos solamente que formarnos en la lectura, sino aprender a distinguir lo que nos va a servir y lo que no.
-¿La difusión de la lectura gracias a algunos best-seller criticados como El Código da Vinci le parece beneficiosa?
-Yo no lo he leído, ni me interesa ni lo voy a leer. Hay tantos libros buenos, que sería una pérdida de tiempo. Prefiero releer. Es algo que no me interesa. Prefiero a Kafka o a Javier Marías. Hay gente que no lee y de pronto se siente atraída por un libro. Hay que ver cuántos se han vendido y cuántos se han leído realmente y no se han dejado. Una cosa es comprar, otra comprar y leer y otra comprar, leer y entender. Son muchos estados. No me preocupa que se lea. De tantos millones de lectores, supongo que algunos habrán interesado por Leonardo, por el Renacimiento o se han ido a Milán a ver La Santa Cena. Leer best sellers es un divertimento más y afortunadamente, la lectura es algo pacífico que no crea conflicto. Prefiero a esos millones de lectores que han leído a Dan Brown y no han leído El Quijote, a los que no leen nada. Quince líneas aportan más que nada.
-Hay un desarrollo tremendo del español en el mundo como herramienta de comunicación. ¿Va de la mano con la atención por la producción cultural española?
-El prestigio de nuestra cultura y la importancia del español como idioma van ligados el uno al otro. Esa lengua está amparada por Cervantes, Lope de Vega, Borges, Octavio Paz, Picasso, Dalí, Velázquez, Frida Kahlo, Patarroyo, Moneo y Almodóvar. Gozamos de una tradición antiquísima y so-mos percibidos así después de una larga labor de concienciación. A eso nos dedicamos. Ya tenemos la cuarta lengua más hablada del mundo y sigue creciendo. Esa conciencia ya existe.
-¿Tiene algo que ver con lo ocurrido con los inmigrantes hispanos en Estados Unidos?
-Todo lo que ocurre está relacionados con el sentimiento de pertenecer a una gran cultura con una gran lengua. No pasa sólo por motivos laborales.
-¿Qué le parece que hayan traducido al español el himno de los Estados Unidos?
-Es fantástico porque demuestra cómo se puede ser americano sin perder los orígenes. Las empresas ya se ha dado cuenta. En el sur del país, una persona que sabe español e inglés gana 7.000 dólares más que una que habla solamente inglés. Se dan cuenta de que va-mos a un mundo plurilingüe. Se hablarán cuatro lenguas de manera normal. Lo que ocurre es que desde ése gobierno son reacios porque piensan que la lengua es algo que une a todo el mundo y no que otras lenguas les hagan perder lo que tienen. Hemos calculado que de aquí a 2050 habrá en los Estados Unidos más de 100 millones de hispanohablantes hablando los dos idiomas y no pasará nada
-A George Bush no le ha hecho gracia lo del himno...
-Bush es... (guarda silencio) Una persona particular.