Nicaragua, un ejemplo para el futuro
Actualizado:Si consultamos los datos económicos en cualquier estudio solvente, comprobaremos que Nicaragua no es precisamente un país rico. De hecho, en la actualidad la pobreza afecta a 2,3 millones de personas, lo que supone en términos generales la mitad de su población, al tiempo que goza del triste honor de ser el tercer país en el ranking de los más empobrecidos de todo el continente americano.
Intermón Oxfam está presente en Nicaragua desde el año 1989 y, cuando el país sufrió la devastación que acarreó el huracán Mitch, allá por 1998, llevamos a cabo un trabajo eminentemente de emergencias, para poder atender las necesidades más inmediatas que surgían de la población. Una vez superada esa primera fase que requería una respuesta inmediata, no abandonamos el empeño y continuamos junto a los afectados en el, si cabe, más arduo periodo de reconstrucción.
En medio de ese camino, el Fondo Monetario Internacional que hoy preside el español Rodrigo Rato le dejó muy claro al país que para que Nicaragua se pudiera acoger a los programas de condonación de esa deuda externa que tanto le atenaza, tenía que cumplir un rígido plan de gasto público en sus Presupuestos Generales. Esa medida, seguida obedientemente, vino a traer consigo una terrible consecuencia: el Gobierno nicaragüense congeló los gastos en materia de educación y sanidad. Esa decisión política se cobró una víctima propiciatoria: la población más desfavorecida.
La necesidad de afrontar los problemas del país desde una perspectiva más amplia nos llevó desde Intermón Oxfam a cambiar nuestra forma de trabajar con él. A partir de este convencimiento nació el programa La Nicaragua Posible, una iniciativa que hoy día integra en un mismo bloque nuestro trabajo de desarrollo rural, de incidencia política, de sensibilización social, de Comercio Justo y de rehabilitación, y que está beneficiando directamente a más de 15.000 familias de bajos ingresos. Pero, sobre todo, una de las principales características que define a La Nicaragua Posible es que se trata de un plan que gestionamos junto a 23 organizaciones locales.
Nicaragua es un ejemplo del reto que en Intermón Oxfam tenemos por delante. Atrás han quedado ya aquellos pequeños proyectos con los que nacimos en India, Bolivia y Paraguay hace nada menos que cinco décadas. Hoy nos enfrentamos a un desafío que nos ha dejado muy clara una máxima: derrotar la pobreza exige un frente común.
Intermón Oxfam cumple sus primeros 50 años con esa lección bien aprendida: de nada servirá el compromiso de unos pocos, si estos trabajan solos. Por eso formamos parte de alianzas internacionales -como la familia de Oxfam Internacional, a la que nos incorporamos en 1997-; por eso movilizamos a la sociedad nacional e internacional a través de nuestras campañas de sensibilización; por eso fomentamos la cultura de la solidaridad, otorgando especial preponderancia a la educación; y por eso trabajamos mano a mano con las personas a las que queremos ayudar.
La sociedad española ha demostrado en los últimos tiempos su creciente compromiso con los problemas de los que menos tienen. Lo hemos podido ver en las movilizaciones ante las grandes catástrofes, en el apoyo a las campañas de sensibilización que hemos lanzado (baste citar que en tres años de vigencia, la campaña Comercio con Justicia ha recogido más de medio millón de firmas de apoyo en nuestro país) y en el aumento de la demanda de los productos de Comercio Justo (gracias, entre otros, a impulsos como el de la apertura de tiendas de voluntarios como la que mantenemos en Cádiz). Y lo hemos visto en Un Día para la Esperanza, la fiesta anual de Intermón Oxfam, que el año pasado congregó a más de 250.000 personas en 46 ciudades de España y Andorra, y a cuya participación nos sumamos de nuevo este próximo domingo día 7, de 11 a 18 horas, en la Glorieta Ingeniero La Cierva de Cádiz.
Gracias al respaldo que cada día recibimos, celebramos nuestro 50 aniversario con la confianza que nos da contar con el apoyo de millones de personas en todo el mundo. Un respaldo que nos permite seguir adelante, quizá 50 años más, siempre con la vista puesta en seguir mejorando las condiciones de vida de los que más lo necesitan.