La generosidad del éxito
Actualizado: GuardarDe un modo coherente con la naturaleza y espíritu originales de los premios anuales de la Fundación Príncipe de Asturias, ayer era galardonada en Oviedo, en la categoría de Cooperación Internacional 2006, la Fundación Bill y Melinda Gates. Y lo era no como un reconocimiento al matrimonio más rico del mundo, ni tampoco al presidente de la mayor compañía informática del planeta. El premio concedido a la Fundación reconoce el ejemplo dado por la familia Gates en su derivación del éxito particular hacia las necesidades de los más desfavorecidos a través de algo tan sencillo, y a la vez complicado, como es la generosidad.
En sus casi seis años de existencia, la fundación familiar creada por el impulsor de Microsoft lleva destinados 10.000 millones de dólares a proyectos no lucrativos relacionados con la salud y la educación, fundamentalmente para erradicar las enfermedades que afectan a los más pobres en el continente africano, incluidas por el jurado de este Premio Príncipe de Asturias entre «los males que siguen asolando el mudo». Junto a labores puramente asistenciales, la fundación del matrimonio Gates promueve y financia, además, programas de salud en poblaciones sin recursos, a la vez que proyectos de investigación para avanzar en la lucha contra el sida, la malaria y la tuberculosis. Con 51 años y una fortuna estimada por la revista Forbes en 46.000 millones de dólares, el presidente de Microsoft lleva doce años encabezando la lista de hombres más ricos del mundo, pero también dedicando buena parte de esa fortuna a proyectos humanitarios. Es posible que para algunos tanta generosidad se deba exclusivamente a una nueva forma de «inversión social», calificada como «filantrocapitalismo», e incluso que tengan razón, pero lo que es incuestionable es la utilidad que su ayuda supone para los más pobres de África. Pretender encontrar la perfección en una persona es delicado incluso entre los que van camino de la santidad, y basta para ello recordar lo que en algunos medios de comunicación o libros se escribió en su momento sobre la hoy beata Madre Teresa de Calcuta. Lo importante de estos premios no es que quienes los reciben estén libres de toda mácula, sospecha o interés personal, eso entraría en un ámbito distinto y metafísico, sino que sirvan para destacar el valor de referencia que para la sociedad supone cualquier institución pública o privada capaz de revertir los recursos financieros que ha sido capaz de conseguir -mediante un aprovechamiento riguroso y eficaz de sus capacidades- en otros de carácter estrictamente humanitario.