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Economia

La economía española creció al ritmo sostenido del 3,5% hasta marzo, estima el Banco de España

Ligera desaceleración del consumo y la inversión, e impulso de los intercambios exteriores, principales novedades

M. J. ALEGRE/COLPISA. MADRID
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La economía española creció a ritmo sostenido en los tres primeros meses del año, periodo en que el avance del Producto Interior Bruto (PIB) fue del 3,5%, el mismo que en la recta final de 2005 según la estimación avanzada por el Banco de España. El aumento registrado en enero-marzo respecto a los meses finales del pasado año se quedó en el 0,8%, una décima inferior al producido entre octubre y diciembre.

El instituto emisor cree que el patrón de crecimiento cambia con excesiva lentitud y urge nuevamente la aplicación de reformas. Principales novedades en el arranque de 2006 han sido la ligera desaceleración del consumo y de la inversión, así como la relativa mejora de las exportaciones, acompañada de un tirón de las compras en el exterior.

La inversión en capital fijo, no obstante, mantiene un buen pulso con un avance interanual del 6%, mientras el incremento del gasto de los hogares en algo menos de un 4% anual todavía supera el de su renta disponible y todo ello hace que la demanda interna registre un incremento algo inferior al 5%.

Por el mayor ritmo de las transacciones, el sector exterior resta un poco más de 1,4 puntos al crecimiento. Los autores del informe consideran positiva la recuperación de las exportaciones, al tiempo que advierten de que detrás del nuevo auge de las compras en el exterior puede estar la pérdida de competitividad de la producción interna, y se muestran cautelosos ante los datos que apuntan una mejora del turismo en los primeros meses del año.

Hasta marzo, la financiación concedida a los hogares ha seguido aumentando a elevadas tasas superiores al 20%, si bien el Banco de España constata que la paulatina subida de tipos de interés y la «moderada desaceleración» que viene experimentando el precio de la vivienda pueden facilitar el ajuste gradual de los desembolsos domésticos.

Sus expertos opinan que el menor avance del precio de los pisos, en concreto, es compatible con la absorción del sobrecoste y la consecución de un futuro equilibrio. Mantienen las alertas encendidas, pese a ello, por el elevado endeudamiento de las familias -que les hace más vulnerables a las alzas del precio del dinero- y el continuado recorte de la tasa de ahorro.

Este mismo jueves, el Banco Central Europeo mantuvo la referencia de los tipos de interés en la zona euro en el 2,5%, un nivel que el Banco de España considera bajo, demasiado relajado para la conveniencia de la economía española.

La financiación a las empresas, que sigue aumentando en torno al 20%, todavía no refleja las subidas de tipos ya producidas, y las administraciones públicas invierten más de lo previsto, en tanto las cifras de licitación oficial hacen prever un nuevo e importante aumento en 2006, añade el informe.

Luces y sombras

El patrón de crecimiento de la economía española ha cambiado un poco, pero sigue presentando luces y sombras. El empleo crece a una destacable tasa anual del 3%, casi al mismo ritmo que el producto, lo que supone la persistencia de bajas ganancias de productividad. Y el Banco de España recuerda que la inflación, medida con criterios armonizados, trepó al 3,9% en marzo, cuando todavía no se había reflejado en toda su magnitud el fuerte encarecimiento del crudo. La acumulación de pérdidas de competitividad precio-coste generará, por añadidura, el riesgo de que el desequilibrio exterior se amplíe.

Los cambios en las pautas económicas son todavía «inciertos e incipientes» y el ritmo de corrección de los desequilibrios puede resultar «excesivamente lento y gradual» a juicio del instituto emisor. Sus expertos perciben, además, inercias en la formación de los precios que agravan las pérdidas de competitividad.

Por todo ello, y porque los costes laborales unitarios siguen aumentando en España más que en el resto de la zona euro, el Banco de España aboga por una política fiscal severa y por la aplicación de reformas que aumenten la flexibilidad de la economía.

Defiende que los aumentos de la recaudación se reflejen en mayor superávit, y que se apliquen cambios estructurales para recuperar las ganancias de productividad y acotar las pérdidas de competitividad que están aflorando. Reconoce que, en esta línea, el Gobierno ya ha publicado el segundo paquete del Plan de Dinamización Económica y una valoración de la primera tanda de medidas.